I
Rosas silvestres para tí en señal de mi amor.
Rosas puras, como tu vida, como tu cuerpo,
como tu hermosura que es límpia y fina,
delicada como un capullo del rosal que,
nadie tocó, que nadie manchó.
Fresca como la brisa en la mañana,
como la golondrína que vuela en
busca del macho libre y fuerte.
Serás mi rosa, lucirás siempre en mí,
adornarás mi alma henchida de amor,
pasión que, te dará la felicidad nunca lograda,
que arrancaremos a la vida unídos,
disputando la victoria, como halcones que vuelan,
acorralando a un Ruiseñor, mientras la hembra,
canta tristemente, tristemente.
¡Alegría, tristeza, esto es el amor!
II
Alegría infinita de tener cerca al ser amado.
De oír su voz, de respirar su aliento.
De sentir sus manos temblar mientras
acaricia mi cuerpo que, tanto espera,
que tanto da.
Susurrando palabras a tu oído
me siento fuerte, porque soy tu protección
contra el mundo áspero y frío.
Tristeza; porque el amor es sufrimiento
a veces, resisgnación, frustraciones.
Sufrimiento, de ver sufrir al ser querido.
Frustraciones, que acompañan al sufrimiento,
porque, cuando algo padeces, de algo te privas.
Y resisgnación; conformarte con todo lo que
has pasado, esperando que no vuelva a pasar.
Así es el amor.
La entrega, el darlo todo.
Todo lo que se tiene
y lo que se desea.
Porque como dice el proverbio.
"Dos que se quieren bien, con uno que ame NO basta".
1973
I.P.Mariblanca
- Autor: I.P.Mariblanca ( Offline)
- Publicado: 8 de enero de 2016 a las 15:07
- Comentario del autor sobre el poema: El primer poema de juventud. Enamorado y fuerte.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 49
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