Los perros Asirios,
No pasean ni ladran.
Están todos en fila tumbados,
Esperando la muerte.
Pero algunos,
Más impacientes,
Se mueren ya por dentro,
Para matarse de hambre.
Avanza una forma violeta,
En medio de la nada,
Con un letrero que cuelgan sin letras.
Avanza una forma envuelta en una manta,
Chafando cascotes descalza.
Madre que muge al cielo de arena amarilla,
Con el pellejo de su hijo,
Que entierra entre sus brazos.
Para que se lo lleve el viento.
Al verla,
Los hombres que comen con cuchara el fango.
La agarran del pelo para beber de sus pechos exprimidos,
Que ella les ofrece sonriendo,
Tirando al suelo su hijo muerto.
En la última madrugada.
El árbol seco se ha prendido en la plaza,
Con unas garras y zarpas clavadas,
Y una corona de espinas en llamas entre sus ramas.
Saltan del fuego clavos y sangre.
A la hora en que el sol y la luna se cruzan.
Despertando la unión de las gacelas,
Que lanzan los huesos al cielo.
Mohammed de Uixó.
- Autor: Angelillo de UIxó (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de enero de 2016 a las 08:43
- Comentario del autor sobre el poema: recordar el hambre y el sufrimiento
- Categoría: Sociopolítico
- Lecturas: 69
- Usuarios favoritos de este poema: Donaciano Bueno, Franz Talithier
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