Yo quiero un cielo, lleno de balcones
para los suicidas que a el lleguen
un cielo a la medida de nuestros pecados.
Quiero que mi cielo sea yermo
que no tenga nada...
Que en el pueda recordar, esta tierra
que me resulta ingrata.
Yo quiero un cielo verde de aguas negras
quiero algo que nadie tenga...
quiero un cielo, del que deba regresar
y así volver y poder amar
lo que olvidé, o no pude
y de esa forma poder desear
otro cielo , uno mejor.
- Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de enero de 2016 a las 10:06
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 294
- Usuarios favoritos de este poema: Armando Luna Pineda, anbel
Comentarios5
Yo no quiero un mar sin espumas ni azules, ni un cielo verde con olas de tierras y penas por perfumes, yo quiero seguir viendo la grandeza de un espectro azul que a lo lejos los une, aunque al final no sean azules, ni los cielos, ni los mares y lamentemos que no sea verdad tanta belleza. Pero es el alma y no los ojos quienes besan los colores y quienes versan los sinsabores, que hacen pesado el manto de los cielos e impiden nos elevemos entre tristezas. ¡Felicitaciones por sus versos surrealistas!, y espero mi percepción idealista, sea luz de regreso a la tierra de sus cuitas. Feliz inicio de semana, fue un placer leerle.
Querida amiga, para este personaje atormentado de vida y muerte, solo le queda la esperanza de un reinicio, dónde hacer las cosas de mejor manera.
Quizá sea eso la experiencia que permite reconocer lo bueno de la vida.
El placer es mio.
Esteban
Yo quiero un cielo,
un cielo inmerecido,
un cielo regalado,
Yo quiero el cielo
sin abono de pecado.
Yo quiero cielo,
tú, un infierno.
Tú quieres para mí un infierno.
Yo quiero para ti un cielo.
Dios quiere para ti, su cielo.
Estimado Lobaina, el cielo como destino, lo considero un intrigante deseo cargado de dudas. Generalmente se lo asocia a premios a la medida de cada uno. Casi una exacerbación de los pecados insatisfechos.
Hasta hay veces que parece que el cielo, es el cenit encandilado de explicaciones que ignoramos.
Un abrazo
Esteban
Somos vencidos por lo que nadie sabe
Ignoramos lo que otros ignoran
Somos sabios en nuestra opinion
Que nadie me cuente lo que ya sé!
Aunque no lo sé.
Como buscar un tesoro,
Si digo que no puede haber ninguno.
No deje que nadie me dijera
No crei en lo que me decian
Fue por eso que busque y encontre:
Si yo existo, existe el cielo.
La contraposición de la realidad propia, es un ejercicio que nos ha llevado a este lugar de la historia. Pero como el ciego va creando su realidad, con el bastón, el pensante, interpreta el acontecer con las percepciones de la realidad y en paralelo lleva elementos que hacen al deseo de un universo a la propia medida.
El cielo debe ser, con balcones para los suicidas, pacífico para los mansos y en guerra para los violentos.
En mi caso, deseo un cielo incómodo, para regresar con sabiduría.
Esteban
El ciego a la vez tiene percepciones reales,
que no puede alcanzar el que puede ver.
Que realista es no creer en el cielo como cielo,
pero si creer volver.
Es esa contraposición surrealista y casi malsana que tenemos, desafiante de los equilibrios universales..., supongo que eso es lo que nos hace remedos de Dios.
Dioses caprichosos, sin reglas matemáticas, violadores de la física, pero en esencia dioses poderosos de nosotros mismos en el universo de la mente.
Esteban
Queremos ser nuestros propios dioses
tener nuestro propio cielo.
Decidir a donde ir
cuando se acabe el aliento.
Cuando Einsten existio, ya habia cielo
Cuando la fisica se descubrio , ya existia el tiempo.
¿Donde esta el eslabón perdido, amada Fisica?
Hay un Dios que te supera ,
a ti , a la matematica y a la psicologia.
Yo quiero un Dios caprichoso
sin reglas matematicas
en esencia, un Dios poderoso.
Para que quiero un Dios que sea inferior a mi!
Queremos ser nuestros propios dioses
tener nuestro propio cielo.
Decidir a donde ir
cuando se acabe el aliento.
Cuando Einsten existio, ya habia cielo
Cuando la fisica se descubrio , ya existia el tiempo.
¿Donde esta el eslabón perdido, amada Fisica?
Hay un Dios que te supera ,
a ti , a la matematica y a la psicologia.
Yo quiero un Dios caprichoso
sin reglas matematicas
en esencia, un Dios poderoso.
Para que quiero un Dios que sea inferior a mi!
Es así el cielo de la mente..., cada uno construye un universo, tan cierto como el material y eso es lo que nos semeja a Dios, ese Dios caprichoso y humano.
El Dios de piedra de la montaña, ese si es justo inmutable, hecho de materia al igual que nosotros, pero sin esa posibilidad de construir pensamientos.
Un gusto nuestro diálogo, tan humano.
Esteban
jamas he experimentado una conversacion tan culta, muchas gracias.
yo quiero un cielo con nubes rosas
un cielo sin egoísmo un cielo que
me lleve de la mano al paraíso
un cielo lleno de colores un cielo en donde dos almas se puedan juntar y vivir el verdadero amor,
el amor sin critica sin desconcierto el amor puro el amor verdadero y limpio yo quiero un cielo lleno de algodones de azúcar multicolor yo quiero un cielo cálido y lleno de alegría y paz
Ese es tu deseo, lo tendrás, también tenés la opción de modificar esto que quizá sea también un cielo.
Un abrazo
Esteban
En el caso hipotético de conseguir un cielo para regresar, yo elegiría un color claro para poder reposar y no pensar. Complejo es el personaje actual.
Un saludo con ideas refrescantes y lejos de los balcones.
Este es un personaje, enamorado del vértigo desafiante que representa vivir los universos alternativos.
Esa baranda débil, que apenas nos contiene del abismo, es nuestra racionabilidad de pensamiento, hacernos dueño del personaje, de su vida y muerte.
Bueno, ya está el personaje siguió su camino, a grandes pasos y mirar fijado en no se que.
Yo quedo acá, pensando en la próxima cena.
Te saludo
Esteban
Que ese cielo de tormento, de nefastos pensamientos se disipe de tus días, que los negros nubarrones sean solo una silueta del pasado que te daña, que la lluvia sanadora se dirija hacia tu cielo, que derrame sobre tu alma margaritas, que el viento suavemente sople tus negros nubarrones y pueda brillar el sol de la alegría y la libertad para tu alma de poeta... Un abrazo poeta.
Estimada Ire, la realidad es que tengo tantos cielos como personajes en estas historias, los hay de miedos, sueños y deseos. Cada uno lleva a ese cielo el cúmulo de ausencias de sus vidas presentes. Pero yo, entusiasta amador, creo desear un cielo cierto de pobrezas, para regresar perfeccionado y amar lo que no pude.
Te agradezco los deseos que enmarcan tu bondad.
Un abrazo
Esteban
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