Hoy escribí otro poema triste.
¿Y de qué me sirvió?
En la boca un sabor amargo horrible
y un vacío en el corazón.
Hoy te recordé.
¿Y de qué me sirvió?
Un lado de la cama solitario,
me doy cuenta que mi única compañía, soy yo.
¿Y qué tiene eso de malo?
Hoy hice caso a mis complejos.
¿Y de qué me sirvió?
el viejo odio al espejo,
para mi mismo aún no tengo amor.
Hoy quise llorar.
¿Y de qué me sirvió?
Otra pena que cargar,
otra lagrima de tinta que en verso se convirtió.
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