El mejor timonel
Un alma a la deriva, una sombra de velero,
un mástil roto era Manuel.
Manuel tenía un recuerdo.
Un recuerdo triste que compartía con los vientos: un amor.
La había amado tanto como a la libertad y a la mar.
Ella asoló su corazón cuando mejor cosecha tenía,
escoró la nave de su vida
y rompió un mundo común que habían inventado.
Y el mejor timonel se refugió en la escotilla de la soledad,
rodeado de vapor de alma y sumergido en alcohol.
Un día la tormenta sorprendió a su barco.
Tambaleando por la bebida, cogió el timón;
sus manos no le obedecieron.
La nave, sin rumbo, quedó a merced de las terribles olas,
llorando al viento.
Pudo ser una tremenda desgracia.
El mar, compasivo, embarrancó el navío sin hacerlo suyo.
El mejor timonel dejó su oficio.
Vagó y vagó por puertos y cantinas recordando a la mar
olvidando aquellos ojos que le hirieron.
Un día, descubrió ternura y caricias en las manos de otra mujer.
Encontró risa en sus albas y suspiros en sus noches.
Y se vio en otros ojos y besó otros labios.
Rompió las botellas, rescató el alma y volvió a la mar.
El mejor timonel lleva de nuevo la nave
por caminos de bonanza y estelas de futuro.
Sus recuerdos vuelan hacia la amada que le espera, allí, en el puerto.
Los vientos alisios soplan calientes y felices.
Jordi Siracusa
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Autor:
Jordi Siracusa (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 12 de enero de 2016 a las 10:49
- Categoría: Amor
- Lecturas: 48
Offline)
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