No hay un día que no piense en vos; un día soleado, las flores, las cosas lindas en general me hacen recordar a vos, pero también lo hacen la lluvia, las heridas, las cosas feas de la vida... Vos le das alegría a mi vida con sólo existir, pero también me matas lentamente con lo que me decis.
Yo nunca te pedi algo muy difícil de lograr, simplemente que no me dañaras.
Te di lo mejor de mi, te quise locamente como pocos quieren. No me arrepiento, porque una mujer como vos se merecen que la quieran de esa manera y no hay otra como vos.
Un día decidiste desaparecer de mi vida, y yo que tanto te quería, tuve que aceptar tu decisión.
En esos días me negaba como nunca a pensar en vos, pero era imposible. Todo me recordaba a vos y te soñaba constantemente.
Cuando ya comenzaba a acostumbrarme al dolor de tu ausencia, volviste; rompiendo todos mis pensamientos. Volviste a llenar de alegría a mis días... Pero duró poco. Nuevamente llegaron tus promesas vacías, tus enojos sin motivos, tus mensajes hirientes y tus descargas hacia mi; y luego, como otras veces, te alejaste... Sin motivo concreto, simplemente lo hiciste.
Ahora me quedara enfrentar nuevamente el pasado, porque esta historia ya la pase. Y aunque se que es lo que viene, creo que no lo puedo evitar. Solamente quiero decirte, que estes donde estes, quiero que tú seas feliz de la misma manera en que me hiciste feliz a mi.
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