RÉQUIEM DE UN CICLO.

Demos gracias por los cadáveres que alimentan nuestras desdichas;
El cuerpo del Hombre hecho fantasía de esperanza y entendimiento;
su sangre que corroe por la sed de venganza del pueblo en ruinas;
que sostiene el madero secuestrado de la sabiduría artificial,
paz en menudencias metálicas cayendo del cielo atrapado por la soledad
invirtiendo el gozo en el alma, chocando los cristales de los labios
y entre la viruta de lágrimas, cadáveres chocan sus cristales
observando sus hermanos alimentando la paz de unos pocos,
alimentando la salvación del equilibrio cósmico difuso y blasfemo,
alimentando el hambre inconsciente de aquellos que profesan la salvación,

Heme aquí, alzando mis manos, mordiendo mis huesos, cerrando el alma...,
Intentando llegar a [ti], donde quieras que estés, sintiendo mi desnutrición espiritual
de escucharte una última vez, como sí hubiera sido la primera vez
en hablarte cuando mi carne permanece dormida a través de las faúces del conocimiento,
donde no te comprendo, y sin embargo aprendo a escribirte en mis latidos de anemia 
que voy desgraciadamente tatuando en la vibración del aire que no comprendo, pero siento,

Por éso, roguemos a la polución de los sentimientos en vestir de vida la naturaleza muerta
y en desnudar el falo metálico de la corrosión de la carne y el maldito sexo casual y causal.

Que así sea Dios Hemorragia.