Bajo el sol anaranjado sello la lápida que entierra las marcas del dolor estéril. Renazco como la mujer que quiero ser. Me conmuevo con los hijos ajenos y me vuelvo niña de ojos con hambre de vistas sagradas. Me emociona la luna, la música y las flores. Crezco a cada vuelta de esquina, cuando encuentro el sendero hacia fantasías ingenuas de mi infancia. Y ya mujer feliz me desvanezco cada noche en mi propio cielo cuidando a la pequeña que fui, cobijada en mi regazo.
- Autor: Meri (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de enero de 2016 a las 04:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: kavanarudén, Ringo Stax
Comentarios3
Déjate crecer, no temas.
Recuerda que eres un ser maravilloso creado para volar y volar alto, no para arrastrarte en la miseria, en tus miserias.
Crece, florece, deja atràs todo lo malo.
Se te quiere y aprecia.
Kavi
SE valoran tus palabras y Tu Corazón.
TQM,
Meri.-
Los niños crecen, se emancipan, se independizan, no sin ciertas dificultades, y según nos vamos haciendo mayores, volvemos a ser niños. El niño/a que hemos sido nunca nos abandona.
Saludos
Ringo
Todos luchamos alguna vez contra un "Resabio de Peter Pan" que busca anquilosarnos en lo lúdico, verdad? Qué ideal lograr un equilibrio: ser adulto "con licencias" =) GRacias por leerme.
Saludos,
Meri.-
crece sin miedo que la vida puede sorprenderte y ofrecerte un regalo,siempre existe ese niño dentro de cada ser,dejatecrecer poetisa,feliz fin de semana.
A pesar de mi edad, Estimado Tomás, en eso estoy. Muchas gracias por detenerte en mis letras. Muy buen jueves.
Saludos,
Meri.-
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