Bardo eterno
A Manuel Acuña
Por las antiguas calles de Saltillo
transita, de las letras, un gran hombre,
dará a la poesía mucho brillo
y hará eterno, inolvidable, su nombre.
Es el juvenil bardo Acuña Narro
de las letras orfebre consagrado.
De actitudes y desplante bizarro,
del Parnaso y por las musas amado.
En sus estrofas va gritando angustia,
en su alma hay un dolor desgarrador.
Su vida es flor sin agua, triste, mustia
buscando lo inefable del amor.
Pesadumbres tristezas y congojas
hablan de un corazón adolorido.
Van pasando de los libros las hojas
bañadas por su llanto conmovido.
Su humana raíz, pronto se marchita
muy temprano llega su hora fatal.
Su mente de pena y dolor ahíta
dona a sus poemas vida inmortal.
En corto tiempo obtiene lo divino
en rechazo lesivo de lo humano
y le da a la poesía un destino
haciendo del sacrificio su hermano.
Sus versos que volaron al Nirvana,
como flechas lanzadas por Cupido,
¡nacidos en la tierra mexicana!
no tendrán nunca féretro ni olvido.
Ya reside en el mundo de la nada
penetró suavemente adormecido.
Le cubre una tilma coloreada
y queda atrás ya todo lo sufrido
Una fosa terrena le recibe
quedando ahí su cuerpo aprisionado,
pero el alma, que por la muerte vive,
volando libre al Parnaso ha llegado.
Una estatua de mármol impoluto
en honor a su memoria es erguida.
Para siempre en las letras habrá luto
por su lira escapada a la otra vida.
- Autor: Evandro Valladares ( Offline)
- Publicado: 22 de enero de 2016 a las 02:23
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 66
- Usuarios favoritos de este poema: Pepe Pnca
Comentarios1
Para mi gusto Manuel Acuña un poeta excepcional. A pesar de su corta vida dejó para siempre un legado de su genialidad poética. Este poema es un humilde y sencillo homenaje póstumo.
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