Llegas como la noche, insólita, oscura
Y extiendes tus cortinas de misterio.
Eres la ciudad edificada entre el miedo y la pasión.
Traes las costillas llenas de barro fresco
Y no sabes dónde echar raíces.
Fría, mujer de ojos pardos.
No entiendo tu lenguaje; tu lenguaje es silencio.
Vanidosa, tímida y necesaria.
Juegas a ser diosa y bella entre las bestias.
Eres agua entre los hombres sedientos
Y pan entre las mujeres hambrientas.
Te vistes de pantera, de adivina y juegas a clavar
Puñales en los corazones.
Sin embargo, Isabel, tú misma no sabes quién eres,
Lavas tus huellas y evitas los pasos firmes.
Vienes del mar, prisionera de algas y musgos amorosos.
Hueles a dulce y sabes a hiel.
Todo lo haces cotidiano, huérfano y frio,
Todo en ti se muere para renacer.
Eres el otoño en su más alto grado
Y aún así te beso, te sigo, te odio, te abrigo.
Pero tienes las fauces abiertas y yo los pies listos,
Me permito tu cuerpo que es una metáfora del vacío,
Me permito cantar entre tus piernas,
Me acuesto junto a ti y me duermo con frío.
Y todo se rompe, nada tiene nombre
Y mucho menos olvido.
Y entre la sombra estás tú, Isabel,
Acostando tu vientre en un universo perdido.
Comentarios1
misterio en tus letras, profundas y que llegan , gratas letras , un saludo
Gracias Jotatán.
Un abrazo afectuoso.
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