El caballo que corría bajo la lluvia (Cuento)

Diaz Valero Alejandro José



Esta historia nos la contó Don Eurímides, que es el abuelo de Epimenio.
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Todas las tardes después de hacer las tareas escolares, Epimenio llamaba a su abuelo para que le contara historias que solía escuchar junto a sus amigos.
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Don Eurímides parecía como si esperase ese momento, pues cada tarde se bañaba temprano, se sentaba en su mecedora bajo la sombra de los árboles y contemplaba el cielo como quien busca recordar esas viejas historias que a veces se quedaban dormidas en su mente.
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De pronto llegaban corriendo los niños y se acomodaban alrededor de la mecedora del abuelo Eurímides y comenzaban a pedirle que contara nuevas historias.
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- Abuelo cuenta la del conejo que saltó la montaña, dijo Demetrio
- No, esa es muy larga, dijo Olimpíades, mejor que cuente la del sapito que saltaba hacia atrás
- Abuelo, abuelo, dijo Epimenio, mejor cuéntanos una historia nueva, una que no hayas contado nunca.
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El abuelo se incorporó de la mecedora, miró a cada niño a los ojos, pues le gustaba ver esos ojos brillantes antes de comenzar sus historias, respiró hondo y les dijo: “Hoy les contaré la historia del caballo que corría bajo la lluvia”.
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“Todo ocurrió en un hermoso campo rodeado de brillante verdor donde un señor llamado Juan tenía una finca. En esa finca había muchos animales, en especial vacas y caballos. El señor Juan tenía un caballo de pelaje rojizo que era su preferido, era un animal muy veloz y ágil para dar saltos, por eso todos en la finca admiraban a ese hermoso animal”.
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“Todos sabían que ese caballo que tenía por nombre “Candela” era muy veloz, pero cada vez que llovía extrañamente se volvía más veloz aún”.

“El señor Juan siempre quiso saber por qué Candela corría más rápido bajo la lluvia y esa duda lo tenía intrigado”.
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“¿Será porque le tiene miedo al agua y busca guarecerse?” - se preguntaba.
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“¿O será porque quiere bañarse y al correr, con el viento lava mejor el pelaje de sus crines? ¿Acaso será porque quiere perseguir a las gotas de agua?”.
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“En verdad era difícil para el señor Juan saber la verdadera razón del porqué su caballo rojizo corría más veloz bajo la lluvia”.
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- ¿Y entonces abuelo, qué pasó? - preguntó Demetrio.
- Sí abuelo, cuenta qué pasó después, dijo Epimenio.
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No interrumpan, dijo Olimpíades, dejen que el abuelo sigo contando la historia.
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El abuelo Eurímides, que había guardado silencio mientras los niños hablaban, prosiguió la historia
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“Sucedió que en un mes de mayo, cuando el cielo anunciaba una fuerte tormenta, el caballo del señor Juan comenzó a moverse con bríos, bramaba y sacudía el suelo con sus cascos, como preparándose para esperar que lloviera y salir una vez más en su veloz carrera”.
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“El señor Juan esta vez lo dejó libre, le quitó la silla y las riendas para dejarlo que corriera libremente bajo la lluvia”.
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“Ese día fue grandioso, todos en la finca supieron por qué el caballo rojizo corría más veloz bajo la lluvia. Asombrados vieron cómo Candela corría como loco y una vez terminado el aguacero, corrió más fuerte rumbo a las montañas persiguiendo el arco iris. Finalmente lo alcanzó y logró desgreñarlo y tiñó sus despeinadas crines con su multicolor colorido.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela

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Comentarios +

Comentarios1

  • JADE FENIX

    Como siempre muy entretenidas tus historias.
    Un placer leerte.
    Un fuerte abrazo amigo.



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