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Cassio Roberto era un hombre inteligente, bueno en los negocios, emprendedor. Padecía de un gran defecto, era avaro. Decidió abrir una ferretería con los ahorros que tenía guardado desde hacia algunos años. Una buena inversión pensó.
Comenzó a seleccionar trabajadores para su negocio, así fue como conoció a Raúl. Un joven de unos treinta años. Honrado, honesto, responsable. Había recibido una buena educación con sólidos valores humanos.
Cassio Roberto firmó con Raúl un contrato de trabajo. Nada especial. Ocho horas de trabajo de lunes a viernes, mañana y tarde. Sueldo mínimo. De las posibles propinas que recibiría no tendría que dar cuenta. Serían todas para él.
Así un 31 de enero se abrió la ferretería “Aurora” en honor de la madre de Cassio Roberto.
Raúl trabajaba duro todos los días. Le gustaba su trabajo y hasta se divertía en el mismo. Simpático, de buen humor, agradable.
La gente comenzó a frecuentar la ferretería; sobre todo por el tipo de trato que recibían de parte del empleado.
Cassio Roberto comenzó a ver que su negocio prosperaba y las arcas crecían y eso lo entusiasmó.
Un buen día llamó a Raúl a su despacho para hablar con él.
Mi querido Raúl. Quería hacerte una propuesta. Pensando en la gente que trabaja el viernes y no tiene oportunidad de hacer sus compras, quería abrir también los sábados. Así les damos la oportunidad de venir a comprar a nuestro negocio – le dijo – su interés fundamental era aumentar las ganancias y no tanto la gente que trabajaba los viernes.
Señor Cassio me parece muy bien. Siempre tendré el domingo todo el día libre – le respondió Raúl –
El único problema Raúl es que no te puedo pagar el sábado. Te pagaría solo tu trabajo de lunes a viernes. Esta situación de crisis nos tiene un poco jodidos a todos. Te prometo que más adelante te pagaré la jornada completa. Me avergüenzo de decirte esto muchacho, pero la verdad es que no me puedo permitir pagarte el sábado también – le dijo poniendo cara de tristeza –
Raúl quedó pensando un rato. También tenía sus necesidades. Sobre todo soñaba con poderse comprar una casita. Pedir la mano de Ana, su novia y formar una familia. Por temor de quedarse sin trabajo si le daba una respuesta negativa, aceptó.
Bueno Señor Cassio, no hay problema. Yo puedo trabajar también los sábados. Respecto al pago, pues ¿Qué le vamos a hacer? Espero que mejoremos, que las ganancias aumenten y así me pueda pagar también la jornada del sábado – le dijo con una sonrisa en los labios –
¡Ay muchacho! Te lo agradezco de verdad. Yo te considero como a un hijo. En cuento mejore el negocio te pago lo que te corresponde. Tranquilo mijo, ya verás que nos irá bien – le dijo mientras le daba una palmada – Ahora a trabajar se ha dicho.
Así comenzó Raúl a trabajar de lunes a sábado. Tenía el domingo para descansar. El negocio fue mejorando. Muchos clientes. El trabajo se multiplicaba pero Raúl no se quejaba jamás.
Un viernes Cassio llamó Raúl y le dijo: que pena contigo hijo, pero te tendrás que quedar hoy un poco más tarde, porque el camión viene con retraso. En vez de las tres de la tarde llegará a las ocho de la noche. No me puedo quedar. Tú ya estás acostumbrado y sabes cómo hacer. Te dejo la llaves. Dejas todo el orden y nos vemos mañana temprano. – le dijo sin darle espacio a decir nada -
No le quedó otra que aceptar. El camión llegó a las ocho de la noche y no terminó hasta las doce de la noche de desembarcar todo. Al terminar Raúl estaba agotado. Dejó todo en orden. Cerró y se fue a su casa.
En el camino llamó a Ana.
Hola mi amor ¿Cómo estás? – le dijo con voz dulce –
Bien, mi vida. ¿Ya terminaste? – le preguntó ella –
Sí mi vida, acabo de terminar ahora – le respondió –
¿Te das cuenta de la hora que es Raúl? Son la una de la mañana. Ese hombre te está explotando mi vida. Es un avaro de primera – le dijo preocupada –
No mi vida, en el fondo es un buen hombre. Tiene tantos compromisos que no podía recibir la mercancía – le respondió Raúl con voz cansada –
Sí claro. Te está explotando mi amor. Ya llevas más de dos meses trabajando los sábados y nada que te paga la jornada. Las pocas veces que he ido a la ferretería he visto tanta gente. Tan mal no le debe ir. Ya es hora de que te pague lo que te corresponde – le dijo ella un tanto enojada –
Ya lo hará mi vida, verás. Bueno ahora me voy a casa mi amor. Estoy súper cansado. Mañana nos vemos al salir del trabajo. Te invito a cenar en el chino mi vida – le dijo él –
Bien mi amor. Nos vemos mañana. Repósate por favor. ¡Te amo! – le respondió ella seguido de un beso sonoro –
Sí mi vida ¡Te amo! – le contestó él correspondiéndole con otro beso –
En más de una ocasión se repitió la misma historia. Algunos camiones llegaban con mercancía en retardo, pero jamás se quedaba el patrón a recibirla. No tenía ningún compromiso. Se iba a casa, cenaba (una lata de sardina, porque tenía que ahorrar) y se sentaba frente al televisor hasta las tantas. Raúl se encargaba de todo. Las ganancias seguían aumentando pero éste no le pagaba al joven su trabajo del sábado ni las horas extras. Siempre se quejaba de lo poco rentable del negocio.
Un día, Cassio Roberto se dio cuenta de que algunos clientes, unas vez que eran servidos, daban una generosa propina a Raúl. En el contrato él podía quedarse con la propina sin dar cuenta de ello. Identificó estos clientes y cuando llegaban a la ferretería los atendía él.
¡Señor alcalde! Buenos días. Venga usted por aquí que le atiendo yo mismo. Raúl no te preocupes que al señor alcalde lo atiendo yo. – decía en voz alta - Al final el alcalde daba una propina generosa, la cual se quedaba el patrón con mucha satisfacción.
Lo mismo sucedía con la mujer del alcalde. Con el cura del pueblo. Con Don Julián el dueño del abasto y con tantos otros.
Cassio Roberto quería todas las ganancias para él. No tenía ningún tipo de consideración para con su empleado. Los ingresos crecían cada vez más. Podía pagarle tranquilamente a Raúl su trabajo de los sábados, las horas extras y aumentar su sueldo si quería, pero no. Su avaricia había llegado a tal grado que siempre quiso más y más.
Raúl comenzó a darse cuenta de la situación. Se sintió muy mal. No merecía ser tratado de ese modo. Veía como prosperaba el negocio, pero su situación no mejoraba.
Un día, un proveedor se acercó a Raúl después de entregar la mercancía. Era un hombre sin escrúpulos y un oportunista.
Mira muchacho, no seas pendejo. El Cassio Roberto te está robando. Lo conozco desde hace muchos años. Es un avaro. Te está haciendo trabajar mucho y te paga poco. No te dejes esclavizar. Recuerda que “ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón” No pierdas la oportunidad y cuando puedas róbale. Se lo merece – le dijo con un brillo pícaro en la mirada –
No señor, cómo cree que voy a hacer una cosa así – le respondió el muchacho –
Yo tú lo pensaría. Se está haciendo rico a costillas tuyas y no te paga lo justo. No seas estúpido. No se dará cuenta de nada. Hazme caso. Cuando vayas a hacer el depósito en el banco, no deposites todo. Quédate con una cantidad tú. Él confía plenamente en ti y no se dará cuenta – le volvió a decir mientras le daba la espalda y salía de la ferretería –
Raúl se quedó pensativo. Sabía que Cassio no estaba siendo correcto con él. Sacudió su cabeza y regresó a trabajar tratando de no pensar más en lo que le había dicho aquel hombre.
Todos los fines de mes Raúl se encargaba de llevar dinero al banco.
Aquel fin de mes, antes de llegar al banco, detuvo el coche. Miró el paquete de dinero y le vinieron en mente las palabras de aquel proveedor “ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón”. La tentación fue enorme. Pensó en Ana, su amada Ana. Ella misma le había hecho referencia a lo avaro que era su patrón. Ahora tenía la oportunidad de vengarse.
¡No Raúl! No caigas en la tentación. No lo hagas. – la voz de su conciencia se hizo presente –
¡Pero si te está explotando! Además no se dará cuenta. Cada mes que hagas el depósito coges una buena cantidad. No seas bobo. Recuerda “ladrón que roba a ladrón….” – le dijo otra voz al interno de su cabeza –
No resistió la tentación. Abrió el sobre y cogió una cantidad de dinero que ni contó. Se la metió en el bolsillo – ¡pinche viejo avaro! – dijo en voz baja. Encendió el coche y siguió hacia el banco.
Antes de llegar al banco se detuvo de nuevo.
¡Basta! - Dijo en voz alta – ¡No puedo hacerlo!.
Sacó el dinero que había tomado y lo repuso. Llegó al banco e inmediatamente hizo el depósito. Al salir del banco sintió un gran alivio. Regresó a la ferretería. Entregó el recibo al patrón y regresó a su trabajo.
Don Julián, el dueño del abasto más grande de la ciudad, veía con buenos ojos a Raúl. Conocía a sus padres y sabía que eras personas de bien y honrados. Se dio cuenta que Raúl era un joven trabajador. Conocía a Cassio Roberto y sabía que era un explotador y un avaro.
Un día se acercó a la ferretería. Detuvo su coche cerca de la puerta de ingreso y esperó a que Raúl saliera de trabajar. A las 18.30 salía el muchacho cansado de todo un día de trabajo.
Raúl, Raúl – le llamó don Julián –
Raúl miró hacia donde lo estaban llamando y respondió con un saludo. Se dirigió al coche.
Don Julián, qué sucede? ¿Necesita algo de la ferretería? Aunque si está cerrada le puedo servir…
¡No muchacho! – le interrumpió Don Julián – Ven un momento. Sube al auto. Demos un paseo que quiero hablarte de un asunto – le dijo mientras le abría la puerta –
Raúl, un tanto sorprendido aceptó. Subió al vehículo.
Don Julián encendió el auto y partió.
Raúl, te habrá sorprendido que te esperara al salir de tu trabajo y que te hiciera entrar en mi coche – le dijo mientras conducía – Hay algo sobre lo que te quiero hablar. Resulta que mi administrador se jubila la próxima semana. Ya tiene tantos años trabajando conmigo y necesito un hombre de mi confianza para que lo sustituya en su trabajo. Raúl, te conozco bastante bien y sé que eres un muchacho trabajador, honrado, honesto. Conozco a tus padres, personas de una pieza, con grandes valores. También conozco a tu patrón. Sé que no te está tratando como te mereces – hizo una pausa y continuó – Te hago una propuesta. Ven a trabajar conmigo como administrador. Te pagaré lo justo y tendrás algunos beneficios. Piénsalo y después me das una respuesta. No es necesario que lo hagas ahora mismo. Pero te pido que no tardes demasiado ya que, si no aceptas, tengo que buscar a otra persona. Pero la verdad es que me gustaría que fueras tú a ocupar este cargo – terminó de hablar y esperó la reacción del joven –
Señor Julián. La verdad es que usted me deja sin palabras – le contestó bastante conmovido – Su propuesta me honra demasiado. Estoy pasando una situación un tanto delicada en el trabajo con don Cassio. Así que sería yo un verdadero imbécil si no aceptara su propuesta que me cae como venida del cielo – continuó con los ojos llenos de lágrimas –
Pues no se hable más muchacho. Me alegra que hayas aceptado. Comienzas dentro de quince días. Así puedes hablar con tu patrón para que se busque otra persona – le dijo con una sonrisa amplia en sus labios – Te llevo a tu casa. Dime exactamente donde vives y te llevo –
No Don Julián, de verdad se lo agradezco, pero quiero darle la noticia a mis padres y a mi novia – le dijo emocionado – déjeme aquí mismito –
Bueno, cómo quieras. - Detuvo el coche - Pásate mañana por el automercado después que termines de trabajar. Yo te espero para lo del contrato – le dijo.
Gracias Don Julián. A eso de las 18.30 estoy por allá – le dijo emocionado mientras bajaba del coche y se dirigía a su casa –
A los quince días Raúl comenzó su nuevo trabajo como administrador del automercado de Don Julián.
Cassio Roberto tuvo que buscar otro trabajador el cual le exigió que le pagara todos los días que trabajaría.
La ferretería comenzó a tener pérdidas. Cosa que jamás había sucedido mientras trabajaba Raúl. Un día Cassio se dio cuenta de que su nuevo trabajador le robaba. Enseguida lo botó del trabajo. Consiguió otro trabajador y lo empleó. La situación mejoró por un tiempo, pero al cabo de un año comenzaron a crecer las deudas hasta que no las pudo solventar. No solo su trabajador lo robaba, también los proveedores se aprovecharon de él. Le embargaron la ferretería y la casa hasta que pudiera pagar sus deudas. Enfermó gravemente y lo hospitalizaron. Nadie lo visitaba. Había sido abandonado de todos. A los pocos días murió amargado y renegando de su suerte.
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- Autor: Kavanaruden (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de enero de 2016 a las 14:56
- Comentario del autor sobre el poema: Esta historia nace de una reciente experiencia que he tenido con un individuo avaro. Una desagradable experiencia. Dios nos libre siempre de las personas avaras y no permita que caigamos en esa terrible tentación. Un abrazo amigos, amigas, lectores del alma. Kavi
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 267
- Usuarios favoritos de este poema: Max Hernandez, nelida moni, rosamaritza, alma_28, Carmen Ubeda Ferrer, Humberto Peralta, Violeta, jarablanca, Lissi, Alexandra L, Nancy Ruiz Lee, Edmundo Rodriguez, nelly h, María C., El Hombre de la Rosa, CORAZÓN LIMPIO, Rosalways, naraPZ, Maria Hodunok., David Arthur, Gisela Guillén, Trovador de Sueños ...y realidades.
Comentarios23
Que excelente historia la que acabas de compartir amigo Kavi. Es cierto, el dinero no lo es todo es esta vida, y la avaricia y la codicia enferman el alma de cualquier persona. Un gusto leerlo, gracias por compartirlo.
Saludos.
El gusto es todo mìo amigo querido.
Me alegra que haya sido de tu agrado.
Nos libre Dios de caer tan bajo.
Un fuerte abrazo y gracias de nuevo por tu amistad y cercanía.
Kavi
Lamento primero la mala experiencia
con un avaro, realmente debe ser voraz ese apetito económico...
Y a la vez, me reconforta esta experiencia, porque saca a luz a un escritor de alta envergadura.
Mi saludo y abrazo fraterno Kavi
Nélida
Nélida querida.
Una muy desagradable experiencia de quien menos me lo esperaba.
Tu comentario me honra amiga y me da mucho ànimo para seguir en el mundo de la escritura, sobre todo la narrativa. Tímidamente me asumo a un mundo que me fascina y a la vez me da un tanto de temor.
Solo soy un simple aprendiz.
Me alegra que haya sido de tu agrado.
Un fuerte abrazo de mi parte.
Kavi
Todo lo nuevo inspira temor, hasta llegar
a la gimnasia ...
Pero tienes madera y de la buena
Siempre mi afecto
Nélida
🙂 Gracias de nuevo.
K
me gusta mucho y siento que hayas pasado por eso
un abrazo muy fuerte
Amiga querida.
Experiencias de la vida que enseñan a tener más cuidado y no ser tan confiados.
De mi parte un fuerte abrazo
Kavi
si amigo querido
la vida da muchas experiencias
un abrazo y un beso
Me atrapo tu relato de principio a fin, y pensar que al morir nada te llevas solo el haberlo hecho bien, mi querido Kavi gran mensaje
cariños rosamary
Mi querida paisana.
Es cierto, al final de la vida no nos llevamos màs que las sonrisas que hayamos recibido en la vida.
Me alegra que haya sido de tu agrado.
Un abrazo enorme desde estas tierras y un abrazo a la Gusmi, que siempre me acuerdo de ella 🙂
Kavi
Un tremendo golpe de la vida se llevo ese avaro, excelente cuento. felicidades.
Armando, amigo y poeta.
Gracias por visitarme, por el comentario, por el tiempo dedicado a leer mi cuento.
Me alegra que haya sido de tu agrado.
Un abrazo y gracias de nuevo por tu amistad.
Kavi
gracias por compartirlo esta be elaborado, y lleno de moralidad que tanto se necesita hoy dia. Sea reciproca el compartir.
Muy buena historia que he disfrutado mucho, sobretodo sabiendo que el final fue justo. A Raul le llegó un buen trabajo y Y al avaro de Cassio su merecido castigo.
Un abrazo querido, Kavi de
Carmen
Mi querida Carmencita.
Gracias por pasar, leerme y mandarme tu grato comentario.
Creo que la vida al final da lo que le corresponde a cada uno, quizás tarda, pero no olvida.
Me alegra que haya sido de tu agrado.
Un fuerte abrazo amiga del alma.
Kavi
Como me agrada el sentido que le das a las viviencias mikaviomaramor.
experiencias todas y de ellas realizas una narrativa que cautiva al lecto para reflexionar cada paso , cada frase y bueno ponerlo que te puedo decir cautela con todo. besos mi kavi
Mi adorata Violetica.
Gracias por pasar y dejar tu huella indeleble. Por el tiempo dedicado a leerme mi querida paisana.
Es cuestión de tener mucho cuidado. Este tipo de personas abundan y mientras la situación económica está mal, abundan como buitres solitarios.
Me alegra que haya sido de tu agrado.
La vida es un eterno aprendizaje, al menos hasta que dure.
Un abrazo enorme de mi parte.
TuKaviOmarAmor
Te cuento, querido Kavi. De un tiempo a esta parte, ando fatal de tiempo. Entré a leerte porque al ver tu comentario sentí deseos de hacerlo, me vino la añoranza de otros tiempos, cuando lo hacía a diario. tengo prisa, pero me atrapó tu historia, y tengo que decirte que me atrapó de principio a fin. A sido todo un placer leerte. Un abrazo.
Mi querida amiga.
Gracias de corazón.
Sé que tu tiempo es poco y que si no entras tan frecuente como antes no es porque te falten ganas, sino simplemente que no puedes. A veces no podemos estar tanto como quisiéramos. Por eso me alegra mucho que haya sido de tu agrado mi cuento. Que te haya atrapado y muchas gracias por tu comentario.
En mi siempre has tenido y tendrás un admirador, mi amiga querida.
Siempre lo mejor ya que te lo mereces.
Un abrazo lleno de fuerza, de cariño, de sentimiento, en fin, de amistad.
Kavi
Excelente historia
Lissi querida, gracias.
Sobre todo por leer mis escritos.
Un abrazo enorme de mi parte.
Kavi
Es enorme siempre la facilidad con la que le das argumento a tus vivencias hermano.
Y no menos profundo el significado que encierra tu escrito de hoy, para mi la moraleja sería, "A cada cerdo le llega su San Martín". Y cuanto de cierto tiene que el que mucho aprieta al final poco abarca, ese Cassio, sembró su propio destino a su gusto, abonó su sembrado con la cantidad equivocada de fertilizante, y recogió la peor de las cosechas por su mala cabeza.
Un abrazo hermano me encantó como siempre leerte.
Cuídate mucho!.
Eso mismo amigo "a cada cerdo le llega su San Martìn" no habìa escuchado este refran, me gusta mucho porque contiene una gran verdad.
Se recoge lo que se siempre.
Dios tarde pero no olvida, como dicen popularmente.
Un abrazo de mi parte
Siempre lo mejor de lo mejor para vos hermano.
Kavi
Hermoso relato Kavi,pensar que aún ocurren estas circunstancias con la gente humilde que debe bajar la cabeza por falta de trabajo.
Un abrazo de Inesita
Mi querida Inesita
Es cierto. Se aprovechan de las circunstancia, pero existe la justicia.
Me alegra que haya sido de tu agrado.
Un fuerte abrazo de mi parte
Kavi
Excelente relato Kavi, que atrapa de principio a fin, vivir para ver, para adquirir experiencia, la avaricia es una terrible enfermedad, cuanto mas, mas quiere, el final de personas así, es terrible, terminan solas, olvidadas y muchas veces en la pobreza.
Un abrazo, feliz tarde-noche, Alex.
Un verdadero cáncer que corroe el alma, es la avaricia. Se alimenta de los valores hasta acabarlos completamente y el fin es la consecuencia de lo vivido. Se recoge lo que se siembra, como popularmente dicen.
Gracias por todo.
De mi parte un fuerte abrazo amiga del alma.
Kavi
Hola Kavi!!! Es un placer reencontrarte con la lectura de tus reflexiones. La idea y el mensaje son muy buenos aunque poco tomados en cuenta, quizá por eso hay tanta ambición. La manera en que lo expones es muy brillante. Un abrazo en este 2016.
Rafael, amigo y poeta querido.
Un placer verte por mi rinconcito, recibir tu grata visita.
Me alegra que haya sido de tu agrado mi historia. La avaricia se alimenta de los valores dejando al hombre en la miseria humana, Dios nos libre.
Gracias por tu amistad y que este 2016 venga pleno de muchas cosas buenas para todos.
Un abrazo
Kavi
Sí, es muy lamentable que esas cosas sucedan, y cómo el buen trabajo a veces se paga con explotación. Un abrazo, Kavi.
Amiga querida.
Es cierto. Pero pienso que la vida es muy sabia y se recoge lo que se siembra.
Un abrazo enorme.
Bendiciones
Kavi
Querido Amigo Kavi ,
Que gran historia ,
la justicia divina , siempre será una realidad .
Un gran Abrazo .
Gracias Edmundo amigo.
Sì, la justicia divina.
Tarde pero no olvida.
Un abrazo enorme de mi parte.
Kavi
Que buen relato y buena enseñanza, lo leí de punta a punta. Me atrapó la historia des esa persona avara y su honesto empleado. Conozco muchos casos así. Y por lo general con el mismo final.
Un placer leer esta historia.
Saludos amigo Kavi
Mi querida Nelly
Me alegra que haya sido de tu agrado.
Por desgracia existen tantos casos como este. El problema que va de por medio gente buena, honesta, honrada que son los que màs sufren.
Al final quien siempre vientos recoge tempestades, como dice el refràn.
Un abrazo enorme de mi parte.
Kavi
Nunca da la felicidad el dinero...solamente ayuda a que puedas tener lo que necesitas para seguir viviendo.
Buen relato amigo, la AVARICIA ES UN GRAN PECADO CAPITAL
la honestidad una maravillosa virtud
Abrazos
Asi mismo es amiga, nunca darà la felicidad.
Dios nos libre siempre de este tipo de personas.
Me alegra verte por mi rinconcito.
De mi parte un fuerte, fuerte abrazo y espero que Miguel esté mejor.
Te quiero y estoy pendiente.
Kavi
Vivimos en nuestra vida sometidos a la usura más profunda del capitalismo y cuando se truncan las ambiciones personales, por alguna razón, el alma y el corazón los obreros sufren la injusticia en su carne estimado Kavi...
Un placer leer tu relato..
Saludos españoles de:
El Hombre de la Rosa
Crispulo, poeta y maestro querido.
Asi mismo es. Una sociedad enferma que produce individuos enfermos y sin escrùpulos.
Dios no olvida y siempre viene en ayuda del justo.
Un abrazo
Kavi
Genial, Kavi.
Saludo.
Gracias de corazòn.
Esta siempre serà tu casa, cuando quieras tendràs un puesto para vos.
Un abrazo enorme.
Kavi
El poder y la riqueza en las manos de un corazón avaro, son como dos grandes maldiciones, alimentan el defecto hasta llegar a deshumanizar. Debió ser una triste experiencia, pero las has plasmado hermosamente en este cuento-reflexión que nos regalas. Un verdadero placer leerlo
Abrazos de cariño
Rosa Maria
Asi mismo es.
Una gran maldiciòn que poco a poco corroe el alma, la seca y convierte el corazòn en piedra. Al final esas riquezas como vienen se van. Se recoge lo que se siembra.
Una muy triste experiencia. Una persona que creìa cercana y amiga. Pero menos mal que a tiempo me dì cuenta de todo ello.
Me alegra que haya sido de tu agrado.
Un fuerte abrazo
Kavi
FELICITACIONES KAVI.
Es realmente una historia muy real y que se repite frecuentemente. Pero la contaste de forma extraordinaria amigo.
Hay mucha gente así en este mundo, que piensa que el dinero es lo mas importante.
Me impactaste por la rectitud del empleado.
Cariños, amigo del alma.
Mi amiga querida.
Siempre es un placer, un gusto verte por este tu rinconcito poético.
Desgraciadamente si, hay muchos como Cassio que se aprovechan de la nobleza de gente honrada y trabajadora.
De mi parte un fuerte, fuerte abrazo.
Te quiero
Kavi
El avaro es enfermo y la enfermedad se le come poco a poco hasta su propio famila busca la distancia. Muy buen cuento Kavi.
Un abrazo amigo poeta,
David
Si hermano.
La avaricia es un cáncer que corroe el alma, endurece el corazón.
Te mando un fuerte abrazo amigo querido poeta.
Kavi
Un lección de vida para muchos, hermano. Excelente en toda su dimensión. Un honor estar presente y leer.
Un fuerte abrazo y bendiciones.
Carlos
Gracias amigo querido, paisano del alma.
Me alegra que te haya gustado
Te mando un fuerte, fuerte abrazo
Kavi
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