Cual púrpura, y cual anfibio rosal
Mi presencia es ausencia del buen amigo, de un amante real
Más escondido en mis pautas suelo abecés llorar
La apariencia nos engaña y suele abecés disparar
Sin saber de qué grande es el fulminante o su metal
Ha de anclarse y refugiarse
En este corazón de empañada soledad
O de amores y de sus días
Este el que hoy me ha de sentenciar
A una muere sin remedio a una fría calamidad
Y solo piensa en acabar con mis versos la magia que en mi mente esta
Y al clemente y al ausente suelo abecés ofrendar
Los vacíos desafueres que recito al respirar
O de amores maldito día el que me ha de sentenciar
No a mis huesos o a mi carne pues el necio ha de hablar
Quien es el que habla y decide mi final
Final maldito os maldades de vuestros labios han de dar
Soy un joven inocente que algún día ha de amar.
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