Cazador de las nieves en domingo
fuiste perpetuo salto en el inmenso viaje,
la sonrisa que tañía en lo íntimo de tu cabellera secreta,
el despertar de una noche en que tu piel venía a mí a erizarse.
Yo conocí el mar por haberme asomado a tus brazos
y la arena humedecida no era sino tu cuerpo.
Pero el amor estaba hecho de relámpagos sinuosos,
condenado a sembrar una copia de la noche,
ahogándose por las piedras que lo circundaban.
A veces inundaba mi cuerpo la nostalgia
-cuando una pena labraba el alma
y no se oían más que recuerdos,
pasos que fueron en una alcoba,
murmullos de una risa infinita-
y entonces, solo, vivía el pasado como una borrasca.
Con el tiempo envolviéndome la cara veo ahora tu rostro.
Y lo lleno de transparencia;
pero lo rojo de mi vino lo cubre en desmesura...,
para que prolongue, en la memoria,
el territorio instantáneo de tu mirada.
G.C.
Direc.Nac.del Derecho de autor
- Autor: GuillermoO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de febrero de 2016 a las 00:44
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 55
- Usuarios favoritos de este poema: Ringo Stax, Alexandra L
Comentarios2
Muy bueno, amigo Guillermo, todo el poema...pero con tu permiso permíteme que me quede con:
"Yo conocí el mar por haberme asomado a tus brazos / y la arena humedecida no era sino tu cuerpo".
Genial.
Un fuerte abrazo.
Ringo
Como siempre siento que desde España me endulzas el camino por las calles de este Buenos Aires con tus buenas criticas, a veces desmerecidas, pero, por fin, bien recibidas y guardadas.
Te agradezco mucho
Guillermo
Qué precioso poema, amigo. Qué lindas imágenes...Un abrazo.
Querida amiga:
para mi es un placer leer tus buenos comentarios; veo que te gusta como escribo; eso es muy alentador.
recibe mi gratitud y
un gran abrazo
Guillermo
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