Despierta y mírame a los ojos, vida mía, que estoy frente a ti, de brazos abiertos hoy he venido para darte sincero cobijo en mi pecho, sin hacer preguntas porque te amo, más de lo que pude amarte ayer, comprendiendo que en esta relación el que ha estado fallando he sido Yo y no quiero que por mi descuido, como mismo llegó el amor un día al atardecer se pierda, pasando tristemente por nuestras manos, escapando dolorosamente entre los dedos al separarlas, sin desear nunca, notar la presencia sentida entre quienes siempre se amaron cada amanecer al despertar, poniendo juntos en esta relación por amor, la vida el alma y hasta el corazón, …, syglesias.
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