El arte de morir

Cuando llevás un tiempo trabajando en un centro cultural puede ocurrir que hasta en sueños tengas representaciones de arte contemporáneo. A mí me pasó anoche; dormía profundamente al punto de que me dejé llevar hasta una historia en donde dos artistas con enfermedades terminales, en la conciencia de que su fin no estaba para nada lejano, decidieron vivir su propio velatorio en vida. Para ello se pintaron las caras, se vistieron con túnicas y se metieron ambas en un féretro, por donde desfilaban parientes, amigos y curiosos para brindarles un último homenaje "en vida". Cuando me acerqué a la más joven de ellas, una mujer de mediana edad, le pregunté qué consejo les daría a sus hijas para el resto de sus vidas. Entonces ella comenzó a llorar diciéndome que no se imaginó que todo esto sería tan difícil. Yo también lloraba. Ambas llorábamos; y era arte (supuse). Luego, alguien de mis sueños -mi editor o alguien- me dijo que escuchó de la entrevista que le hice a la mujer que quiso vivir su muerte en vida. Me pidió que lograra entrevistar a la otra artista, porque esa nota era "buena" e iba a "vender" y ya lo habían hablado con los otros jefes. Yo me sentía muy conmovida y le reclamé que no me hablara de periodismo porque ellos no sabían nada de nada. "¡¿Acaso ustedes saben cómo se siente preguntarle a una mujer que sabe que va a morir, lo que desea para sus hijas?!". Lloraba en mis sueños y en mi almohada se apagaba un grito silencioso (supuse).