Nada tengo yo
que sea solo mío:
mi voz y mi silencio
ya te pertenecen,
los dones sutiles
que engrandecen mi ser
y la gloria de resurgir
de la ceniza de las derrotas
pasadas, son tuyos,
la nube que me sigue
en los días nublados,
la lluvia que refresca
mi doliente pasado,
yacen en tu mano,
la sed que tiene el alma
de amar y ser amado,
la abrasadora desnudez
de mi mente cansada,
el sueño que recurrente
ilumina mi frente,
son ya de tu propiedad,
la gracia de los cielos,
el sol y su indiferencia,
las horas de amargura
que tanto y mucho fueron,
ya son parte de tu vida,
te adueñaste de las desesperaciones,
de mis soledades, mis noches,
me gobiernas con tus manos
que saben oprimir las mías,
es tuya la voz que te nombra,
el hombre que repite tu nombre
con las ávidas miradas
del modo que sólo mis ojos tienen.
Al fin tengo tu voz atada
a la mía por el acento,
la certeza de saber que soy
a quien me llamas por su nombre,
de ser tuyo mientras los años pasen,
de ser el motivo del suspiro
que tiras al viento, soy tuyo,
el único hombre a quien amas.
- Autor: Poeta sin Alma (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de febrero de 2016 a las 03:06
- Categoría: Amor
- Lecturas: 121
- Usuarios favoritos de este poema: alma_28, nelida moni, Juliette Vazquez
Comentarios2
es precioso amar y ser amado
sentir ese sentimiento
un abrazo
Lindo poema. Saludos.
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