Alcanfor
En la vida he recibido cartas que por un motivo u otro fallecieron entre cenizas de chimenea compartida, en noches en las que un verso no era un verso si no un sentido de escritura inconclusa y tinta desparramada por la piel. Han sobrado muchas de ellas que alguna vez espero yo leer o sentir su fiebre pérfida de perfume de piel morena que tanto he anhelado.
La última carta llegó hace seis meses atrás, negra y sin sobre, solo el perfume deshecho y tibio de una tregua con cara de luto y paz boreal; así y todo dejé su cuerpo de papel manchada sobre la mesa de luz, me detuve en su frente, y al final la dejé descansar en un catre abandonado dueño de canas y de años vagos.
Mientras hoy la enfermera me cambiaba las toallas sentí su aroma nuevamente como aquel que siente su cabeza recostada contra la queja de la desesperanza, y cierra sus ojos lentamente. Me he acordado que su relieve transmite una muerte de autopista o a viejos amigos jugando ajedrez, de peones atravesados en la garganta de caballeros implacables.
En dos o tres días he de rememorar la muerte (El medico habló, una verdadera lastima), el mismo perfume heredado por mis humildes antepasados y que espero que mis hijos sepan recordar.
- Autor: Franz Talíthier (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de febrero de 2016 a las 16:20
- Comentario del autor sobre el poema: (Microcuento)
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 160
- Usuarios favoritos de este poema: nelida moni, ESCOLASTICA SALAZAR GOMEZ, Max Hernandez, David Arthur, Hugo Emilio Ocanto, Salvador Aburto, romo, AleBang
Comentarios1
Sorprendente..
Gracias!
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.