Casi nunca ocurre,
pero en ocasiones contadas
cesa el chasqueo eléctrico
de la colisión entre las nubes.
El caprichoso canto de las aves
coincide durante un instante
en el espacio musical del silencio.
El auto-parlante del tapicero,
después de nombrar su especialidad en discotecas,
respira en su pausa altisonante.
La nota desafinada del columpio del parque
espera el timbre que marca la salida escolar.
El piii – piii del semáforo para ciegos
se sitúa entre la i y la p
en un guión que los sordos entienden,
pues en ese momento viven la tregua sonora
como si fuesen normoyentes.
En muy pocas ocasiones ocurre
que el eje oxidado de la tierra
se libre por un instante del rozamiento;
que la barahúnda del bullir humano,
cual ejército coreano, se sincronice
en un rumor imperceptible;
que el tañido de campanas
en su parsimonia difunta
olvide la vibración del bronce
antes de que de nuevo el badajo
golpee tristemente el metal.
Se dice que en ese momento
un ángel está pasando.
Es un ángel díscolo y delator,
porque sólo entonces
es cuando pueden oírse
las carcajadas de Dios
mientras juega con nosotros
a ser El Demonio.
- Autor: lumino (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de febrero de 2016 a las 04:56
- Comentario del autor sobre el poema: Espero que os guste esta nueva vuelta de tuerca en mi poesía.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: andres fernandez ruiz
Comentarios1
Pues a mí me ha encantado la tuerca, y te lo premio.
Saludos.
Eres muy amable. Muchas gracias, David
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.