La expedición
En horas sin final, horas muy largas,
de duración de días, de noches, de milenios,
en horas sin lugar, repletas de otras
que no terminan nunca, que no tienen un comienzo,
empiezas a vagar, disuelves todo,
te abrazas a la nada de sueños no cumplidos,
de orillas de la aurora que nunca has visitado
y de tanto quehacer que nunca sabes a qué viene.
Es tiempo, dices tú, de ser tú mismo,
de hallarte y visitar todas tus casas,
tus bocas, tu tazón de té con leche
y todos los cajones del recuerdo innecesario.
Es hora de vaciar la tina llena
de pelos, de tus células perdidas,
de tantas suciedades cual se juntan en mil bares
y de tanto dolor como el que cabe en una herida.
Es noche de curar la cicatriz de tanto olvido,
de en ti reconocer lo que nunca ya fue tuyo,
de entonces despertar para vivir con lo que tienes:
un solo corazón, una pasión que se hace espuma
y un cierto porvenir que vas llenando de tus gracias.
Acaso es todo adiós, nada promesas,
acaso es nada el ser y todo un acertijo,
acaso al comenzar lo siempre cierto
es que todo está escrito y hasta
de no escribirlo tú alguien ya lanza
en plena hoguera aquella hoja en blanco de tus manos.
Empiezas a temer que no haya bosque tras los árboles,
ni árbol en tu voz de tierra simple y descuidada,
acaso un pedernal que de frotarse con tus sueños
una llama encendió con el color de tus entrañas.
Pues úsalos, haz luz de todo lo que duela,
que no crea el dolor que el sacrificio se hace en vano,
que no espere tu cruz que sólo caigas al vacío,
que sepa que abrirás tus alas en tu abismo
y que entonces volverás como el buen sol cuando amanece.
Qué importa si pasó la primavera,
qué importa si así cargas más de un muro,
siempre hay un regresar cuando las puertas se estremecen,
siempre hay un buen baúl del que sacar nuevos recuerdos.
Comienza a caminar, deja que el agua todo limpie,
que sea riego en plena luz, desde que te abres a ti mismo,
entonces ya sabrás cómo encontrar todo el camino
y en horas sin final verás el fin de tus tinieblas,
verás cómo se van tus amenazas más cercanas
y cómo vuelve a ti aquel amor que es tu sentido.
Entonces cantarás con una voz que reconoces,
pues eres tú el metal que cuenta así del laberinto
cómo pudo salir y adónde va desde hoy y siempre
ya cargado de sus más nuevas y fértiles confianzas.
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16 02 16
- Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de febrero de 2016 a las 13:27
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 50
- Usuarios favoritos de este poema: nelida moni, JADE FENIX
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