Dulce amanecer...

Dulce amanecer…

Como el sol que asoma detrás
De la llanura que atraviesa…
Las montañas en el horizonte,
Como ese brillo que detona
En tu mirada,
Esa sonrisa que calcina los sentidos
Que derrama ahí dentro del corazón
Mismo…
Aquel abismo de tus días grises
Esa lluvia que atraviesa tu alma,
Esas ganas inmensas de llorar
Contigo…
Y en mis brazos consolar tu pena…
Y ser yo tu único abrigo.

Como el despertar a una vida nueva…
La sed de los besos que se fueron,
El caudal de los besos que vendrán,
La tormenta que azota todo el vendaval
De tu alma,
Queriendo arrasar con la calma
Que buscabas…
Tus ansias locas por fumar
La rabia inmersa en tus venas,
No creo que fueran a solucionar la pena
De aquel que desprecia tus miradas,
De aquel que desecha tus mensajes
De aquel puede olvidar tu sonrisa,
Esa pequeña brisa en tu rostro.

Como poder brillar dentro de tu ser
Mientras las horas son contrarias
A las vidas que llevamos a diario,
Como sacar la ropa del armario
De lo cotidiano…
Como traspasar la luz de los humanos
Momentos a tu lado,
Hermosas tardes invadidas en la charla
Que genera tu sonrisa,
Hoy me vuelvo loco y con prisa…
Las mil maneras de pasar a tu lado,
Me siento feliz y acorralado,
Queriendo abrazar tu vida,
Como aquel rey sin armas masivas
Hoy quiero sacudir tu ruina.

Hoy podría mirar el horizonte
En medio de la madrugada
Que azota los sentimientos
En los que vivo…
Hoy podría ser el abrigo que cobije
Todos tus miedos,
Mientras el dulce amanecer
De tu sonrisa solucione
Todos mis males…
Mientras las palabras traspasen
Todos mis sentidos,
Hoy podrían ser amigos
Los momentos en los que vivo atormentado
Hoy podría ser aliado
De todo lo que sientas,
Ser tu abrazo constante…
Aunque nadie lo entienda.

Y así queriendo ser quien viera
Aquel dulce amanecer
De cada día…
Aunque tuvieramos que atravesar
Juntos la tormenta…
Podría tomar de tu mano
Los sueños que imploramos
Alguna vez en vidas pasadas,
Podría barrer las cenizas
De un paraíso inexistente,
Podría ser aquel valiente
Caballero en estos días,
O simplemente aquella pequeña compañía…
Que genera en tu rostro alegre,
Otro día más para seguir viviendo.
Christian A. C. Vázquez