Los fuegos del invierno fueron tan efímeros que en días me quedé sola tiritando tu ausencia. No volviste. Heló en mi casa y la habitación fue un cúmulo de lágrimas congeladas. El frío me obligaba a llamarte. Y aprendí a tomarme entre mis brazos emulando tu calor. Intento inútil. Hoy amanecí pálida. Toqué mi cuerpo, aún tibio. Sucumbí cuando afloró mi alma: con ojos gélidos estrechó mi mano, y la enfrió al instante.
- Autor: Meri (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de febrero de 2016 a las 01:55
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: Sophia Sea, Maria Hodunok.
Comentarios4
Meri, muy tristes tus letras de hoy.
Pero profundas y excelentemente escritas, parece un párrafo filosófico, incluído en una poesía.
Sos grande mi amiga del alma.
Abrazos de luz.
No... Sucede que vos sos una divina! =)
Cariños!!
Meri.-
El frío como sinónimo del desamor, de la ausencia. Buenas letras.
Saludos
Ringo
¿Podría el desamor generar tibiezas? =)... Gracias por detenerte aquí, Ringo.
Saluditos,
Meri.-
Me gustó.
Saludos.
Gracias por leerme, Marcos.
Un abrazo,
Meri.-
Sucumbí cuando afloro mi alma...muy bello, felicitaciones mi estimada Mery.
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