Sombra que cruza el espacio
y esparce al viento su aroma,
castillo que se desploma
triste tu cabello lacio.
Amarillo cual topacio
es tu rostro, que se asoma;
manos tiernas que me toman
y acarician, muy despacio.
Te me acercas y te abrazo,
tu sonrisa me enamora,
miramos llegar la aurora
poco a poco, trazo a trazo.
Me acurruco en tu regazo
como un animal herido,
que en la penumbra sin ruido
ruega morir, en tus brazos.
Son tus ojos dos remansos
que titilan, por las noches;
y mi pena dos reproches
navegando, sin descanso.
Y en el alba del ocaso
tu voz marchita, me llama;
para avivar esta flama
que todo quema, a su paso.
Franklin Joel Blanco Aparicio.
Villa de Todos los Santos de Calabozo.
Venezuela.
- Autor: franklin blanco (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de febrero de 2016 a las 09:29
- Comentario del autor sobre el poema: La mujer es el ser más maravilloso que Dios ha creado, yo en especial tengo cuatro y aunque creo conocerlas muy bien, nunca dejan de sorprenderme. Pero no pienses mal mi estimado lector, las cuatro mujeres a las que me refiero son mi mamá, mi esposa y mis dos hijas.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 89
Comentarios1
Señor, mis respetos por sus finas letras.
Con toda seguridad por lo que percibo en su poema, su elevado espíritu sabrá distinguir una apurada alabanza, de un tributo digno, desde luego que a las letras, pero con ellas al logrado espíritu que expresan.
Felicidades, que siga su alma en crecimiento y no decaiga.
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