La ventana que asoma el alma
y deja ver su rostro y karma
es una llama que traba todo lo que tiene en su casa.
Ampara la muerte de lo que se llama dulce malva
y cornea con su ego lo que aprisiona su asta.
No es copa, ni calva
es muerte latente
que mata con asma
a quemarropa y con daga,
Esa es su arma.
Orienta la mirada a la lejana ensenada
y arrienda con su viento corto la barca arrimada.
Esa es su hacienda,
Lavar la ropa quemada,
con su sonrisa desmesurada
asienta la imprudencia de ser siempre la que manda
- Autor: Pedro Antonio Borges Rodríguez ( Offline)
- Publicado: 27 de febrero de 2016 a las 11:51
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 67
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