Caminando una mañana por el monte
encontré un lugar muy especial,
es un jardín lleno de naranjos en flor
rodeado de un sinnúmero de diminutivas
y multicolores flores,
que perfuman el aire con un delicado y dulce aroma
e invitan al placer de los sentidos.
Vengo a mi jardín secreto a menudo
en busca de paz, huyendo del ruido
y de la locura del mundo.
Por aquí he visto algunas veces
corretear a los sátiros detrás de las ninfas,
he escuchado las risas cristalinas de hadas
o duendecillos que hacen revolotear contentas,
como contagiadas por la alegría,
a maravillosas mariposas.
Me gustaría tanto que vinieras aquí conmigo,
te apoyaras a un árbol
me dejaras a recostarme en tu pecho ,
acurrucarme en tus brazos,
en busca del calor de tu cuerpo,
de las caricias de tus manos,
ver tus ojos claros y encontrarme en tu mirada,
deleitarme de la miel cálida de tus labios
y sentir el despertar de mi volcán interno
deseoso de una erupción de emociones.
Quiero sentirte cerca muy cerca de mí,
sentirte mío
y que percibas en cada uno de mis gemidos
mi anhelo de ser sólo tuya
en este jardín donde siempre te sueño,
en mi jardín secreto.
Guille Ramìrez
©Derechos Reservados
- Autor: Mina de Villasandino (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de febrero de 2016 a las 14:38
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 92
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.