Si en el éxtasis de la muerte no encontrara tu mano al lado mío
me serviría de consuelo tu presencia en mi vida hasta antes de morir.
Y en la penumbra de mi viaje al otro mundo, solitariamente,
me ayudaría mucho una oración profunda. Con palabras profundas.
Que hablen de mi vida y mi existencia necesaria,
al pie de esta experiencia terrena.
No permitas mi Señor que en la intensa intimidad
me halle experimentando el fin de mi camino sin la ayuda necesaria.
Después de amado tanto, después de haber vivido tanto,
luego de tantas palabras pactadas, y los muchos caminos explorados.
Mas, sin esa lágrima que extrañada me diga el “adiós” irreversible.
Percibe Señor el temor de mis palabras,
caminando en lo ignorado, avanzando enceguecido.
Detén tu marcha, vuelve la mirada,
que estoy llegando a tu divina morada.
Y si he de saber de esta eternidad incógnita,
se desplaza mi pensamiento a través del tiempo y el espacio.
A donde voy llegando, todo es paz, perfectamente,
no existen oficios, extranjeros ni escritores,
Solo tu esencia, que a toda prisa, vuela a la luz
Y no regresa.
Don Alejandro Montes.
- Autor: Alejandro Montes (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de febrero de 2016 a las 15:12
- Categoría: Amor
- Lecturas: 55
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