Se llamaba José y era mi amigo,
jugábamos al mus en cualquier parte,
pero un día se fue, no fuí testigo,
le llamé y le busqué y aun hoy lo sigo,
que no se debe uno ir sin avisarte.
Era él un gran maestro haciendo guiños,
en el arte de envidar era un marqués,
que a su lado otros, barbilampiños
inocentes, temblaban como niños
y hasta el juego él ganaba al treinta y tres.
Hay quien dice que fue ese día aciago
en que el diablo sentose en la partida
que comenzó a pasar su peor trago,
que el farol dejó de hacer de mago
y el órdago firmó su despedida.
Sea cual fuere, que cómo fue no importa,
lo cierto es que allí el mús perdió un buen hijo
yo, un amigo, al que nadie reconforta,
la voz de la baraja se entrecorta
y entre pares y duples hoy me aflijo.
©donaciano bueno
http://www.donacianobueno.com/
- Autor: donbuendon (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de junio de 2016 a las 00:40
- Comentario del autor sobre el poema: El mus es un juego de envite, en parejas, en el que la psicología juega un papel importante, las cartas son un componente necesario pero no imprescindible para ganar. Existen distintos lances como grande, chica, pares, juego. En cada jugada se puede envidar o lanzar un órdago a la partida. Treinta y tres es la peor jugada para ganar el juego. En algunos sitios se permiten hacer señas, como guiñar el ojo, treinta y una...
- Categoría: Humor
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: Norberto p.p., Lebusla, pani
Comentarios1
"Cuando un amigo se va, algo se muere en el alma". Excelente.
Un abrazo
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