Yo sé que ver y oír a un triste enfada
cuando se viene y va de la alegría
como un mar meridiano a una bahía,
a una región esquiva y desolada.
Lo que he sufrido y nada todo es nada
para lo que me queda todavía
que sufrir, el rigor de esta agonía
de andar de este cuchillo a aquella espada.
Me callaré, me apartaré si puedo
con mi constante pena, instante, plena,
a donde ni has de oírme ni he de verte.
Me voy, me voy, me voy, pero me quedo,
pero me voy, desierto y sin arena:
adiós, amor, adiós, hasta la muerte.
- Autor: Lalonganiza (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de marzo de 2016 a las 03:39
- Comentario del autor sobre el poema: Reivindico la autoría de este poema al genial Miguel Hernández, poeta de calibre inigualable del cual me declaro abierto admirador, con el fin de evitar malos entendidos. Me limito aquí a transcribirlo en vista de que, al parecer, no se cuenta con él en los registros del autor pertenecientes a esta página, considerando además un deber personal el difundir en la medida de lo posible la obra de Hernández en general y esta obra maestra en particular.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Evandro Valladares, Ringo Stax
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