El nacimiento de un sentimiento
tranquilo y cálido,
susceptible y vulnerable.
La extracción del fruto
dulcemente amargoso,
cremoso
lleno de sí
total ajeno a ti.
Gran mordisco
un sin fin de sensaciones,
nuestro siempre favorito climax,
vida en su más fragante exposición.
El caos como arte del mismo
y paz como recompensa
para el buen queredor,
para el bien querido.
El punto más alto,
justo aquel lugar
donde se cree tenerlo todo.
Una especie magnífica de iluminación,
la vida eterna,
infinita,
intangible.
Derrumbe,
volando por los cielos
en finas cenizas con aroma a antaño,
lava y escombro.
Aroma a lluvia de los días lentos.
Despedida,
los pasos crueles de una sola dirección,
quemando todo a su paso.
El momento del llanto inevitable,
imparable,
está roto lo inquebrantable
y ha olvidado su valor.
Fin,
el fin amargoso y despiadado
no ha de ayudar alma alguna,
prefiere tenerle en la búsqueda de sentido en vano.
Doloroso, obscuro,
culpable o inocente,
Igual duele.
Perdida de la cordura.
La muerte con el pecho caliente.
- Autor: Andrea León Hernández (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de marzo de 2016 a las 11:01
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 49
- Usuarios favoritos de este poema: nelida moni
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