Madre.

franklin blanco

A Jacinta.

 

La alborada primorosa

muestra, los claros del día;

y al despuntar temerosa

sobre la tierra sombría,

como el capullo a la rosa

te quiero yo, madre mía.

 

Eres fuente de agua pura

que habita, en los corazones;

te alimentas de ternuras

y mueres, de desamores;

y si una pena perdura

sueles callar, tus dolores.

 

Tuya es mi sangre y mi amor

también mis sienes canosas,

tuya es la espina y la flor

también mis manos callosas,

tuya es la miel y el dulzor

también mi verso... y mi prosa.

 

Y aunque la vida es tortuosa

no juro, al Señor en vano;

por cada día una rosa

por cada invierno, un verano;

por cada pena reposa

mi corazón, en tus manos.

 

Las golondrinas medrosas

huyeron, de mi poblado;

y al encumbrarse pomposas

sobre el espacio azulado,

lejos llevaron llorosas

su último adiós, a los prados...

 

Franklin Joel Blanco Aparicio.

Villa de Todos los Santos de Calabozo.

Venezuela.

 

 

 

 

 

 

 

Ver métrica de este poema
  • Autor: franklin blanco (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 9 de marzo de 2016 a las 09:07
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 64
  • Usuarios favoritos de este poema: Santiago Miranda
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios +

Comentarios3

  • benchy43

    Bien, bien! Maravillosos octosílavos en una poesía plena de amor.

    Fellicitaciones, amigo y un gran abrazo.

    Ruben.

    • franklin blanco

      Gracias amigo Ruben por su comentario. Reciba también usted un afectuoso abrazo.

    • Marah

      Maravilla de poesía, estimado poeta. Tu obra siempre es bella. Ha sido un placer la lectura. Saludos cordiales

    • AMADÍS

      Te felicito por tu bella poesía. Saludos



    Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.