La dorada arena de tu cuerpo
reverbera al sol del mediodía;
suave duna de playa solo mía,
agua dulce que calma mi desierto.
Orientadas mis velas a tu puerto,
al timón va el ímpetu que ansía
el marfil de tu faro que me guía,
a la rada profunda de lo cierto.
Cabalgando espumas de tus olas,
soy la proa que surca los secretos
de tu piel paralela de horizontes.
Y desnudos, mirándonos a solas,
aplacadas las ansias, los dos quietos,
despedimos la tarde tras los montes.
Carlos Oyague Pásara
- Autor: carlos oyague pasara ( Offline)
- Publicado: 17 de marzo de 2016 a las 22:25
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 47
- Usuarios favoritos de este poema: Melba Reyes A.
Comentarios1
Sentimientos y belleza cabalgando juntos. Enhorabuena.
Hermoso comentario.
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