Yo: -Duende, tengo miedo… (Exclamo tímidamente en silencio).
Duende -¿A qué temes…? (Pregunta sin palabras).
Yo: -A la vida. (Respondo firmemente).
Duende: -¿Por qué a la “vida”? Ella te lo da todo…
Yo: -Pero también te lo quita…
Duende: -No te lo quita, cumple con su misión… (Intentando tranquilizarme).
Yo: -Entonces, ¿por qué me castiga?
Duende: -Te castiga… ¿O te autocastigas?
Yo: …. (No sé qué decir).
Duende: -Piénsalo bien, si te autocastigas quizá no sea la “vida”, sino tu CONCIENCIA. (Concluye de forma implacable).
Cristian D.
- Autor: Cristian Roch ( Offline)
- Publicado: 20 de marzo de 2016 a las 11:11
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 79
Comentarios4
Bien hecho, amigo.
Abrazos.
Ruben.
Muchas gracias, otro abrazo para usted.
Sí!! muy bien hecho!! quizás sea la conciencia, la propia, o la mente, autolapidandonos por cada detalle que comparamos con el pasado, con el futuro, con el pluscuamperfecto, con el vecino, con la nostalgia, con el sueño, con tutti quanti. Cariños Carina
Muchas gracias, karina, otro saludo para vos.
Y la conciencia Muchas veces nos habla. Hay que saber escuchar.hermoso diálogo.
Un abrazo
Así es, Nelly. Saludos.
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