No sabía cuánto te quería
hasta que te perdí para siempre;
entonces, tus caricias me hicieron falta,
comenzé a extrañar tus sonrisas inocentes
y tu amor absoluto en cada beso...
¡Ah, tu ausencia cuánto me duele!
Dejaste en mi alma un vacío tan grande
que no existe quien lo llene...
¿Por qué dejé que te fueras? si tú eras vida,
¿por qué escogí, ciego, la muerte?
ebrio de orgullo creí que tu amor
inmaculado no me sería suficiente.
¡Insensato! Hoy cuánto añoro volver a oír
tus pasos sobre la hierba fresca y verde,
cuánto ansío tener entre mis brazos,
de nuevo, tu alma frágil e inerme...
Pero aquellos días de felicidad
que yo recuerdo en mis horas de fiebre
e insomnio...aquellos días cuando jurabas
que me amarías para siempre
y yo fingía escucharte... ¡aquellos días
son los metales que día a día me hieren!
¿Dónde estarás? ¿Pensarás en mi como yo en ti?
No, seguramente no. Mi vida no lo merece.
¡Ah! pero si merezco la tortura de tu adiós,
el dolor de las noches sin verte...
¡Por que no sabía cuánto te quería!
¡por que no entendía cuánto llegaste a quererme!
Comentarios1
K bonito m identifico ciegamente al sentir igual.
Saludos
Gracias por tu comentario, amiga poetisa. Saludos.
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