Cuando amanece y nos besamos
No sé quién soy, lo sabes,
me has visto sollozar con mis fantasmas,
me has visto defenderme de este mundo
en que hay que pagar cuentas y acostarse con la muerte.
Me has visto descender a mi egoísmo
y a ratos parpadear condecorado de alegría,
me llevas a bailar, me dices cuánto me amas,
o bien no dices nada, pero el mar habla en tus olas,
en todo el porvenir en el que luchas por tu playa
y en todo el lagrimón en que marchamos por la vida.
No sé quién eres tú, pero te acepto,
te entiendo con tus dudas cotidianas,
con todo aquel fragor de no pasar inadvertidos,
o sea de vivir, porque es a aquello en lo que estamos.
Que no pase el amor sin que te deje un par de frutos,
un alma, un azadón con que romper el pavimento,
que pase la estación de lo que esperas y esperamos
y se detenga el tren con las bodegas llena de alas.
Que extiendas mi razón hasta aquel borde en que me pierdo
y en que me encuentras tú sin más que hacer que liberarme.
Que no nos tema el sol, pues, si es que sombra ya hemos sido,
hoy queremos brillar y así saber cómo vestirnos
de luz, de rayo igual al que nos tiende en un abrazo
y en un lento encontrar lo que yo soy, lo que tú has sido
y lo que hemos de ser cuando amanece y nos besamos.
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27 03 16
- Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de marzo de 2016 a las 00:42
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 79
- Usuarios favoritos de este poema: angeldelanoche, Armando Luna Pineda
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