Mis peregrinas manos recorrieron
tu cóncava cintura
las caderas convexas
los campos de piel dorada
bendecida por el sol.
Mechones de pelo
que dormían acunados
con el susurro del viento;
pechos indomables
desbocados por el roce
de la yema de los dedos;
desfiladeros profundos
esculpidos en los muslos
celadores del valle;
empapado sendero
evocando la lluvia
tras la tormenta del deseo.
Fueron estas manos peregrinas
las que ungieron tu reino
sanando tus heridas
- Autor: carlos obeso ( Offline)
- Publicado: 29 de marzo de 2016 a las 16:21
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 56
- Usuarios favoritos de este poema: nelida moni, Gisela Guillén, angeldelanoche, Norberto p.p.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.