Canto al hombre persistente
Aprecio lo que desprecias
y es que es tan simple la vida
que donde aquel ve caída
ves tú la fe en la que arrecias.
Que donde tú bien aprecias
el tiempo el mundo y sus luchas,
yo veo que siempre escuchas
y atiendes hasta a quien no ama,
y aún aprecio esa llama
en que es tu ardor el de muchas.
Y es que cada golpe entiendo
que de la vida te han dado,
el de nacer sin pasado,
el de vivir combatiendo.
Y es que en todo vas haciendo
tu camino con esfuerzo,
en todo lleno de un verso
en que no caben traiciones
y en que a veces las visiones
pierden ya todo reverso.
Y sé que en fondo tuyo
lo que es presunta indolencia
no es más que sabia prudencia,
no es más que un cauto murmullo.
Que va por dentro el arrullo
de una fe que no traiciona,
de un fuego que te alecciona
en esos días de ruinas
y que en dolor no terminas
ni en surco que se abandona.
Por eso admiro tu caso
de silencio en cada entrega,
de valiente en cada brega,
de aliento en cada fracaso.
No eres el sol que al ocaso
se derrama en tinta roja
ni el quebranto de una hoja
que del árbol ya se pierde,
eres la fe que nos muerde
y el valor que nunca afloja.
Por eso sigo tu ejemplo
de callado compañero,
porque te das por entero,
porque tu fuerza contemplo.
Sin precisar otro templo
que tu propia valentía,
le das frente a cada día,
le das rumbo a cada empeño
y en tu silencio eres dueño
de las más clara armonía.
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01 04 16
- Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de abril de 2016 a las 09:29
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 66
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