Mañana

Mañana, yo te amaré potencialmente

cada minuto del saludable día

y, rogando a Dios por la amada mía

le insistiré la bendiga enormemente.

Mañana escribiré más versos sensibles,

versos hechos del azul de las estrellas

fusionados de las palabras más bellas

como lo hacen corazones exigibles.

Mañana, sin embargo, un hecho elocuente...

lloraré en sigilo por cualquier motivo,

suspiraré en silencio, ahora que estoy vivo,

por la mujer que me empeño intensamente.

Mañana aspiraré que mis ilusiones

se viertan cual perfume en el ambiente

al tiempo que se impregnen gradualmente

en los confines de nuestros corazones.

Mañana quiero aprisionarte con vehemencia

con la fuerza que impelen las efusiones,

con el impulso que imprimen las pasiones

y besarte con un ímpetu de urgencia.

Mañana, pura visión de una esperanza,

neta certeza de esperar anhelante

su sonrisa alegre y sereno talante,

su mirar tranquilo y muy bella semblanza.

Mañana, confrontación cierta, inesperada

de acuerdo a la sinfonía del contexto...

pero yo siempre rebuscaré un pretexto

para regalarte mi alma enamorada.

Mañana será el momento de decirte,

la dilecta ocasión para repetirte

y denodadamente otra vez pedirte:

¡No me dejes!... tu decisión puede herirte.

Mañana, hito incierto de expectativas,

contemplaré abstraído con redundancia

la especial exquisitez de tu fragancia

hasta que estos versos de amor me recibas.

Mañana contigo construiré mi alegría...

tu bello amor será mi veraz camino,

tu ternura será la luz de mi destino,

tu presencia será la razón del nuevo día.