En mis sueños tú.-

Me gusta todo lo que percibo de tu alma.

Te he visto en la desnudez del niño que ve todo.

Ese que procura a la niña cuando lo mira fijamente

y espera que lo invite a jugar los juegos de la vida…

Tú has  entrado en mi vida tímidamente.

 Y me arrobas con tus timideces y claridades, esas

que exhibes a mi vista, sin saber que yo lo noté.

Pero, yo te veo, te percibo a cada respiro intenso…

A cada instante fijo mis ojos en ti y mi piel se eriza

tan sólo de pensar que puedo llegar a ti  y a tu cuerpo.

Que te besaré con el  ímpetu que inspiran mis deseos.

 ¡Me atrae tu forma de mirar, de besar y de hablar!

Sueño con el día que me digas que yo soy tu amor.

Ese día creo que habrá fiesta en el cielo y los hados,

harán de los dos, los amantes de las eras del amor.

Espero por ti, para decirte todo lo que me inquieta.

Me gusta tanto lo que veo en ti que casi no duermo

deshilvanado el día a día que compartimos juntos.

Es que te quiero tanto que mis noches se hacen días

eternos, pensando en el minuto para decirte:  AMOR.

Cuando logras rozar mis manos todo se trastoca y ya no

puedo pensar con claridad y una nube azul se hace cargo

de mi cordura, todo desde allí, es confuso y sólo atino a

mirarte con el arrobo de mi alma, que se hace niña ante ti.

Me gustas tanto que ya no sé qué es lo real y que no lo es.

Me gustan tantas cosas en ti, que se enajena mi alma.

Con mi corazón arreglo un poema para el  tuyo…

Quiero amarte cómo te he creado, desde mi sueño de ti.

¡Todo tú me gustas desde mis sueños infantiles y  en mi

mente y cuerpo de mujer amante, te sueño en vigilia!

Raiza N. Jiménez/