Era de día en el bosque,
de acacia, roble y cedro,
cuando me cantó una dríade,
fue canción su silencio
O quizás fuera llanto,
moteado en notas de verso,
entonado en ruego solicito,
en un hermoso dialecto
"Quédate aquí conmigo,
en este remoto calvero"
y se unieron nuestros cuerpos
en un amor verdadero
Fue un diapasón melódico
fue un vetado lamento,
las lagrimas brotaron
mi alma se rasgó de lleno
Y devino mi sangre en savia,
en ungüento de frío invierno
ramas en brazos y manos,
que en hojas se convirtieron
Y desde aquel día fui árbol
en el bosque encontré mi lecho
por el canto de la dríade
por su llanto, amor y celo
- Autor: Javier P (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de abril de 2016 a las 18:05
- Comentario del autor sobre el poema: Un poema antiguo. De los primeros que hice
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 254
- Usuarios favoritos de este poema: JoseAn100, kavanarudén
Comentarios2
Ser uno con la natura, ser árbol, ser viento, ser sol, ser invierno.....
Un hermoso escrito. Te imaginaba en medio de la natura, esa madre que acoge y da protección.
Un abrazo desde estas tierras itálicas.
Kavi
Gracias Kavi, veo que ya regresaste de España, espero que fuera todo bien! Abrazos Javier
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