Cuanto quisiera derramar mi sangre en el texto
(de lo existente dejar constancia)
pero las palabras impermeables a lo humano
me niegan y rechazan
me destierran a los altares de la hecatombe
me niegan y rechazan
bajo el pie de la montaña
no hay un ángel salvador
no soy Abraham en la colina
ni Mayakovski en la ribera
y la sangre que fluye no pinta las hojas
un nombre y apellido queda
a los pies de las letras
¿de un hombre?
perdura, la duda
al pie de la página
un nombre desconocido
retazo de una metáfora
y nadie se pregunta y nadie se cuestiona
es como estas pequeñas
entrometidas ideas
mueven nuestros dedos y la lengua
en la carne y los tensados nervios
y terminamos ambos
sin decirnos nada en la mirada
recorriendo los surcos del cuello
y las palmas de las manos
y pensamos el silencio debe ser superado
pero no lo decimos
y las pasiones caen en un poema moribundo
y no lo tocan y no lo ensucian
enfermo crónico del lenguaje
estamos (aquí o allá o en algún lado)
y ya no hay cura
cazando a la belleza:
caímos ultimados
y ya no hay cura
y nunca hubo
solo hambre
buscando fracturas
solo tiempo
enfriando lo servido
en la cama, en la mesa
estoy muriendo
y no me salvo
estoy callando
las palabras
me están abandonando
el ejército armado capitula
lo ejecutado
estas rebeldes pequeñas
(¿ideas?)
me han arrebatado
y ya no hay cura
muriendo estamos
(a Ignacio Ortega)
- Autor: Santiago Miranda ( Offline)
- Publicado: 7 de abril de 2016 a las 23:38
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 89
- Usuarios favoritos de este poema: carina zanchetta, Dp11.11
Comentarios1
Estimado Santiago, quiso el tiempo, o la hora que escuche tu poema, cuando leía a Pachelbel en Canon in D Major, eso hizo del simple evento, todo un acontecimiento!!! Bellísimo tu poema!!! Felicitaciones!! Carina
Gracias Carina! la única persona que comenta mis poemas, jaja podría decirse que tu eres mi único publico, me alegro de que te hayan gustado. saludos
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