Que hacer para acercarme a tus siléncios,
si recorrer la miseria de mis días,
si el haber macído, haber muerto y resucitado,
solo ha valido para estar maldito.
Dime como arreglarlo, como evitarlo,
dime si es gritando o guardándolo en mis labios.
Si lavé mis ropas, mate mis mentiras,
creì en mis palabras por entregarme a tus deseos.
Porque Dios, te hizo malditamente bella.
Hubiese preferido una tumba,
antes que ese día hubiera nacido.
Quisiera entender lo que sucedió,
para que un día, toda mi vida cambiara.
No entiendo que derecho tenías,
para llegar a mi mundo y partirme a la mitad.
Ahora estoy condenado al fuego azul de mi propio infierno.
Al enamoramiento infame,
al suicidio, a la locura y a los sufrimiéntos.
Pronunciar tu nombre, es como si fuese la oración,
que redime los lamentos.
Ahora soy un árbol descuajado en un páramo seco,
una piedra insípida en un camino incierto,
agua estancada entre juncos rotos.
Hoy me siento así, tal vez mañana, ni eso...
P.M Pedro Monroy Gemio
- Autor: Pedro Monroy Gemio (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de abril de 2016 a las 04:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 28
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