Los recuerdos.
Recuerdos viejos, recuerdos nuevos y los presentes.
Los que se van creando.
Los que se graban como cicatrices en una piel que en realidad no cicatriza, que solo acumula heridas.
Una piel que arrastra heridas, que las colecciona.
Heridas que aparentan estar cerradas. En realidad no.
Están abiertas, expuestas a lo malo, expuestas a abrirse de nuevo y sangrar como nunca.
Sujetas por parches esperanzados de que al fin sanen.
Escondidas tras vendas irreales, que solo alimentan el deseo de que algún día se curen.
Que parece no haber cabida para ninguna otra y la piel se sorprende.
No hace falta que halla el más mínimo rastro de piel libre para crearse.
Se crean unas encima de otras, se unifican y parecen ser la misma herida con varias historias.
Historias interminables, historias a ciegas, historias llenas de experiencias.
Experiencias que repites, de las que no aprendes o no quieres aprender.
Que intentan enseñarte el camino del que debes desviarte.
Pero lo sigues, consciente e inconsciente a la vez de que lo estás haciendo.
"No volverá a suceder". Mentira, es mentira y lo sabes.
Pero no haces nada, simplemente sigues.
Sigues hasta que vuelves a sangrar y te pones esa venda que crees será la última.
Y acabamos vendados hasta tapar nuestros ojos y privarnos de ver lo que vendrá.
Y eso es todo, y todo se resume a eso. A poner vendas invisibles que solo nos engañan a nosotros.
"Mis reflexiones de sofá"
- Autor: Elena M. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de abril de 2016 a las 03:06
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 102
- Usuarios favoritos de este poema: nelida moni, Edmundo Rodriguez, LUIS ADONAY VENEGAS LEYTON
Comentarios1
Las lesiones del alma, no se vendan , ni se curan fácilmente, bello relato-prosa.
Un abrazo
Nélida
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