La conocí un día ordinario, un día sin sorpresas ni lamentos.
Al verla, reconocí mi sustancia.
Era un lúcido espejo, el cual reflejó mi espíritu,
Y aún hoy fulgura como el primer día.
Ella es mi espejo, es mi mujer.
Ella me guía y me disciplina con muestras de ternura.
Ella sabe muy bien lo que hace,
Porque lo que he aprendido del amor, describe fielmente su individualidad.
Yo. Yo soy quien en busca de militares estrategias,
Planea cautivar su naturaleza.
Ella, sin darse cuenta
Capacita mi inteligencia para tener éxito en mi tarea.
De ella están enamoradas las flores.
Los seres angelicales codician su belleza,
Y es que su resplandor hace que el creador se sienta orgulloso de su labor.
Ella es la dueña de mi amor.
No puedo definir lo hermoso de la vida sin pensar primeramente en ella
Es absurdo intentar dar una explicación de algo impresionante, de una maravilla
Sin hacer hincapié en su existencia
Ella es un astro, en cuya estela me hallo estupefacto.
Ella es mi sueño, es mi insomnio.
Es mi fulgor y mi dolor.
Ella es mi pasión y mi clamor.
Ella es mi vida y es mi muerte.
En su sombra resido felizmente, y no hay nada de malo en ello;
Pues es allí en donde he logrado captar su atención.
Ahora existimos y amamos sin angustiarnos por cosa alguna.
Ella y yo, somos dos y somos uno,
Ella en mi mundo y yo en el suyo.
- Autor: jsramirezg ( Offline)
- Publicado: 12 de abril de 2016 a las 13:14
- Categoría: Amor
- Lecturas: 64
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