La guerra cuenta una historia,
de un pueblo y su linaje,
hoy hecho prisionero
en campos de refugiados Europeos,
que luchó contra el judío traidor.
Goliat,
gigante enorme y terrible,
amado por toda su gente,
capaz de subordinar
a cualquier tribu extranjera.
Luchó contra un simple plebeyo
llamado David.
David
mezquino y cobarde
un hombre corrupto de abajo,
de origen judío,
tembló al ver al gigante Goliat.
El sano gigante,
hacia temblar la tierra al pisarla,
acostumbrado a bañarla con sangre.
!Amado Goliat por toda su gente!
blandía su enorme maza de guerra
y su grito de guerra,
hacía temblar todas las tiendas.
La gente salía,
hasta desde las más altas montañas,
a ver que ocurría.
!Bendito Goliat !
decía de él Zaratustra.
David viéndose ya muerto,
rezó a su Dios al levantar la cabeza
para ver en las alturas,
los ojos de Goliat.
Así le dijo a sus Dios David:
“ No me dejes morir así ,
Señor,
por lo que más quieras”
Y Dios
como un buen abogado,
lidio de una forma absurda,
que no volvió a repetir.
Se hizo pasar por una piedra
en la mano de David,
que mató al gigante Mongol.
Me arrepiento,
dijo Dios,
cuando vio lo que había hecho.
El orden del mundo,
fue cada vez a peor.
El amo
era el esclavo,
y el esclavo
era el amo.
Por eso
la estirpe noble y cautiva
recordamos esta historia,
que nos llena de honra,
hasta hacer pagar a Dios con su vida,
por aquel lamentable error.
La muerte de nuestro padre el gigante Goliat.
Porque aunque nuestro padre tenga otro nombre,
nos place más ser lo que queremos ser:
Hijos de Goliat,
Hijos de Goliat,
Hijos de Goliat,
Hail, hail, hail.
Hail, hail, hail.
Hail, hail, hail.
Angelillo de Uixó.
- Autor: Angelillo de UIxó (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de abril de 2016 a las 13:46
- Comentario del autor sobre el poema: este es el signo con el que he nacido, con el signo de Goliat, el de la moral de Amo. Arrodillaos ante mi esclavos, los hombres no podemos ser a la vez amos y esclavos como quieren hacernos creer nuestro enemigos espirituales los socialistas, amarme como soy, mejor que vosotros, yo os quiero débiles y mansos,
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 42
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