Háyame en el campo verde de puntos amarillos,
Desojándome cual árbol en la tierra de los pensamientos,
Soy rozado por una tamia risueña, desestresada, empapada en lucidez,
Se ve armada de valor y su mejilla no sube más de su mirada,
Que risa tan extraña por un roedor en dos patas…
Con determinación busco evadir la pasión,
Y en una ojeada vuelvo a un punto, un recuerdo, alguna inspiración,
No se observa batalla alguna en mi exterior,
Están ocultos en recuerdos enredados, enganchados de pensamientos alocados,
Y encuentro la delicadeza de la paz después de la guerra en la puerta,
Enmarcada en una sonrisa destellante de armonía,
Tal vez, sea un padecimiento querer compartir mi soledad,
Sabiendo que vuelvo a verte una vez más.
Estamos inertes ante el frio de la compañía,
Sentados en el lado oculto de la razón,
Vagando en una alucinación desesperante
Estas en ese pensamiento espontaneo
Sin embargo muy necesario,
Sacas alegría por ser tu quien me arrastra agradablemente desorbitado.
- Autor: Nabetse Oterrab (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de abril de 2016 a las 19:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 58
- Usuarios favoritos de este poema: Edu OZ
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