Claudia dejo que su cabello indomable le besara el cuello, mientras aquel grupo de amigos esperaba al poeta. No porque él fuera la persona más esperada de la noche. Solo que cada quien llevaba consigo su pareja, menos Claudia.
Al llegar el poeta a la fiesta, la primera persona que su alma busco, fue la menos hermosa, la más sencilla y silenciosa posible. Aquella que con su voz encendía su corazón, aquella que le quemaba la piel.
Después de haber compartido con sus amigos, el poeta hizo lo de todos, dedicarle todo su tiempo a linda, mientras escuchaba sus tiernos secretos. Las sonrisas de la noche oscilaban de un lugar para otro, como las fuertes gotas de agua que danzan entre los vientos de la lluvia.
De repente, Claudia dejo que la influencia de unos cuantos músicos y sus bellos; pero peligrosos versos, impulsaran las sensaciones de su cuerpo. Y no logrando dominarse a sí misma; se dedicó a beber copa tras copa. Fue así como el poeta no logrando contenerla se recostó sobre el sofá y se quedó dormido.
Al despertar todo estaba en silencio, y no encontró más que vacío y desierto. Fue hasta el baño y mojo con agua en abundancia su cabello, su cuello y su pecho. Luego se miró al espejo y con ganas de romperlo, le paso sus dedos húmedos, y con la fuerza de su ser; le imprimió la imagen de un corazón roto.
Después se condujo hasta la sala, tomo su chaqueta de cuero, y con una mirada profunda logro visualizar la bufanda de Claudia, la cual estaba a la entrada de una de las habitaciones de dicho apartamento. Su alma gritaba en silencio, al empujar la puerta, vio entre las sabanas semidesnuda a su linda, y el cuerpo varonil del músico que más la impulso a beber.
Su cuerpo se encendió por la ira y saliendo apresuradamente desapareció.
Fue así como planeada la venganza enamoro a la mejor amiga de Claudia; y sin quererlo, aquello que comenzó como un juego, se volvió una historia de amor que ardía en cada curva de las llamas. Entonces la lluvia y el viento seco su dolor.
Un año después linda estaba cansada de vivir las traiciones de su amante, había olvidado que los músicos tenían el poder para seducir aun a las más calladas. El poeta a veces la extrañaba al otro lado del silencio, allí donde el alma llora, donde la nostalgia te invade y te hace recordar.
Pero el mejor de todos los amigos, me refiero al tiempo; enamoro al poeta de tal manera que solo tenía ojos para su preciosa Ellen G White.
Fue así como una tarde sombría, oscura y nostálgica; Claudia no logrando conquistar al poeta que habia perdido, se cortó las venas. Por último recuerdo haber escuchado al poeta decir; que saliendo del cementerio tomo una rosa roja y se marchó, y olvidándose para siempre de Claudia y Ellen G White, se dedicó a ser libre.
José Orlando Melo Naranjo – Bogotá - Colombia.
DEDICADO A, ALEJANDRA ZAMBRANO GOMEZ, MI GRAN Y PRECIOSO AMOR...
- Autor: orlandomagno (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de abril de 2016 a las 08:56
- Categoría: Sin clasificar
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