En el momento en que te quise conocer, en el momento en que quise que nuestros caminos bailaran al mismo compás, jamás me iba a imaginar que te iba a conocer para obligarnos a ser desconocidos más adelante. Desde que toda esta aventura llena de sentimientos empezó, aquella primera vez que intercambiamos palabras, desde aquella primera vez que nuestras miradas se identificaron, la vida nos guiaba hacia un conjunto de eventualidades extraordinarias y nos preguntaba una y otra vez si en realidad queríamos continuar; pero tú y yo ignoramos su petulante anuncio, ya que si no prestamos atención a nuestro prójimo, mucho menos a algo tan extraño como la vida. Y he aquí el resultado.
Algo tan maravillosamente bello por todo lo vivido, tan profundo por todo lo aprendido, algo tan placentero por todo lo sentido y tan conmovedor por todo lo soñado; hoy tiene que acabarse. Y se acaba de una manera desastrosa, porque cuando algo se acaba por obligación, cuando algo como lo nuestro se acaba aun sabiendo que no debería acabarse, no hay ninguna posibilidad de decir que podrá terminar bien. Hoy, somos una vez más, ese par de estúpidos enamorados que se despiden con el más triste adiós, con lágrimas en los ojos y el corazón rasgando desesperadamente su cavidad para salir y detener este atormentador acto y no dejar ir a ese complemento perfecto, a esa vida, a ese misterio. Dispuestos a sufrir inevitablemente al abrir la puerta y darle la bienvenida al desfile mortal de recuerdos y ausencia. A tener que despertar con la angustia de aceptar que no puedes seguir pensado en tal persona, porque aunque las ganas de hablarle, de pensarla, de llamarla, de oír su risa y contemplar sus ojos sean intensas, sabes que ya no podrás hacerlo y así se quedará. Hoy, una vez más sabemos que no deberíamos estar haciendo esto, sin embargo lo hacemos aferrados a la esperanza de que podamos vivir felices por separado. Pero la misma luna sabe que la felicidad que irradiamos cuando estamos juntos no se podrá sentir ni podrá mínimamente existir estando el uno sin el otro.
Hoy mi miedo mas vehemente se manifiesta sin compasión, el miedo de olvidarte y ser olvidado, ese miedo que me hacer perder la cabeza al saber que duermes en los brazos de otro hombre, que me hace un nudo en la garganta e impide vocalizar o siquiera pensar en decir Adiós. Me incita a decir para mis adentros que lo nuestro pudo haber sido increíble, casi perfecto y apacigua mi alegría dándole cabida a un dolor inimaginable. Es bastante satírico que lo mejor de tu vida te haga escribir estos pensamientos, y mi verdugo es asimilar la idea de que la persona por quien das la vida te pida que te alejes de la suya.
Con el corazón en pedazos me iré. Me iré con las "ganas de besarte, de coincidir contigo, de acercarme un poco y amarrarte en un abrazo, de mirarte a los ojos y decirte Bienvenida. Ganas de rozarte, de tocarte, de acercarme a ti, golpearte con un beso y fugarnos para siempre"; me iré y conmigo me llevaré mis infinitas ganas de amarte para siempre. Regreso a mi antigua vida, a mi solitaria vida, a donde habita el olvido, iré recogiendo cada trocito de mi corazón pretendiendo rearmarlo. Iré recogiendo cada recuerdo y cada segundo que compartimos juntos (Juntos... ¡Como me encanta esa palabra!) para atesorarlo en lo más sagrado de mi vida y cuando me sienta solo, cuando me de cuenta realmente de cuán solo estoy, al menos mis labios se encorven dejando ver la sonrisa de enamorado que tan graciosamente me tomaba por sorpresa cuando estaba contigo (Juntos).
Me llevaré cada recuerdo, cada beso, cada caricia, cada lágrima, cada abrazo, cada canción, cada detalle, cada noche hasta tarde en tu casa, cada promesa que aun están por cumplirse y cada sueño planeado junto a ti; y lo protegeré con mi vida para que jamás me abandone y esté ahí para afirmar que fuiste tú a quien ame con locura y quien me hizo (hace) tan feliz. Este humilde servidor te da las gracias por mostrarme que la vida sí puede llegar a ser algo fantástico, un mundo platónico, siempre y cuando habite en mí tu hechizante presencia y deambule por mi interior la silueta tuya declarando repetidamente que estás conmigo (Juntos). Me demostraste esta fantasía de la mejor manera y me lo arrebatas de una manera implacable. Aun así puedo decir con total certeza que te amo. No es lo mejor pero es perfecto, para hallarle un sentido a esta existencia rota y para ser más que sólo un ciudadano. Te amo, me hace sufrir y lo agradezco, porque me recuerda que existo y que siento, porque así tengo en que pensar todas las noches, en que vivir todas las noches.
El poder de tu ausencia terminará acabando conmigo y con lo que soy, quizá deje de ser el mismo o quizás no; sin importar que tu ausencia sea el peor dolor que he tenido que soportar, trataré de estar bien y no atormentarte con mi sufrimiento."Soñaré contigo siempre que cierre mis ojos y entonaré por ti mis cantos tristes noche a noche, lloraré sin ti cuando recuerde que estoy solo" y en cada una de mis acciones y pensamientos, se verá reflejada la huella que has dejado en mi vida. Recuerda que aunque no vayas a estar conmigo de ahora en adelante físicamente, lo estarás en mi mente; en cada sentimiento estará tu firma. A pesar de todo jamás quedará un sentimiento de odio o rencor hacia ti, ya que en medio de las circunstancias te atreviste a hacerme feliz y ¡vaya que lo hiciste muy bien! Por eso quiero que te quede claro que no me arrepiento de nada respecto a ti, mi amor, no tengo nada que decir en tu contra y no tengo ni una sola razón para desear que nunca hubieras llegado a mi vida. Llegaste con la misión de hacerme feliz, y la has cumplido (quisiera que continuaras con tu cometido), llegaste algo tarde pero justo a tiempo para recoger y rearmar mi bastarda vida.
Ruego al cielo esperando ser escuchado por alguien para que seas feliz, conmigo o sin mí, pero que seas feliz y puedas liberarte de todo lo que te oprime y te amarra a una vida de dolor y sufrimiento para que vengas y me ames elevando y uniendo nuestras vidas hasta donde la felicidad nos detenga. Nuestra maestra, la vida, siempre estuvo sacudiéndote y con cada minuto juntos te estaba diciendo que abrieras tus ojos "no lo pienses más, es hora de actuar, da el primer paso y te juro que no te arrepentirás". Tu felicidad y la mía se consumaban cuando invertías tiempo en mí. (Que triste que tenga que hablar en pasado) No obstante, dejaste pasar muchas oportunidades queriendo aprovechar sólo una (última) con la persona equivocada. No quiero que sigas perdiendo más cosas en tu vida, más personas, más tiempo, más sentimientos, más sonrisas, más oportunidades, más vida.
TE AMO...
Aguardo con firme esperanza el deseo de que algún día tú y yo nos amemos de nuevo y que sellemos el final de la historia con un "VIVIERON FELICES PARA SIEMPRE".
Vida mía, espero que pronto te liberes de todas tus ataduras y puedas amarme libremente, puedas cantarme todas las canciones al despertar, puedas salir conmigo sin remordimientos, podamos bailar y acompañados por esos besos que tan exquisitos nos quedan, bajo el techo de una iglesia pactar nuestra vida con la felicidad, y de una vez por todas puedas dedicarme poesía y romance para toda la vida. Envejecer a tu lado y decirte "¿Ves que si eres el amor de mi vida?".
Por último, quiero que esta historia siga escribiéndose y llegues muy pronto a continuar narrando nuestra vida JUNTOS, pero esta vez sin ninguna intención de ponerle punto final.
Hasta entonces…
- Autor: jsramirezg ( Offline)
- Publicado: 19 de abril de 2016 a las 11:10
- Categoría: Carta
- Lecturas: 67
- Usuarios favoritos de este poema: nelida moni, Gisela Guillén
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