Lágrimas de estíos que calan las Manos

… Y en la noche, tristemente recordar en la soledad de una almohada, aquellas palabras precisas que por falta de tiempo y espacio, tuve que tragarme para siempre, ahogándome …

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Lágrimas de estíos que calan las Manos:

Me llamas, para decirme que te marchas, haciéndome correr a lo largo del cuerpo al oírte un sentimiento de culpa, pensando si todo este tiempo, juntos, te habré amado lo suficiente en tus anhelados brazos, llenando tu corazón plenamente de pasión, como para tomar esta, decisión…

Me llamas, para decirme que te marchas y temblándome la voz, respondí, dime, por qué las lágrimas de estíos debieron llegar hasta alcanzar las manos calando entre los dedos, cayendo al frio piso, pisando olvidadas tanto sentimiento derramado al salir del cuarto apagando la luz…

Me llamas, para decirme que te marchas y sin terminar, dije perdóname amor, no me dejes, por favor, seguro habrá solución, si sentados a una mesa sabemos evaluar lo ocurrido, encontrando esos puntos de coincidencia que nos permitan aplicar lo aprendido por nuestros errores…

Me llamas, para decirme que te marchas, por lo que te pedí, encarecidamente, que me escucharas con atención antes de quererlo hacerlo Tú, siempre, por aferrarte a una idea que más que bien, nos hacía mucho daño, hiriéndonos, alejándonos inalcanzables de la mano y la voz…   

Me llamas, para decirme que te marchas y luego de conversar por un momento al teléfono, por tu silencio estimé que no había nada más que alegar porque cambiaras la forma de pensar, pero colgando, tragándome palabras precisas, comprendí, que nunca todo se ha dicho, si es por amor, pero fue tarde al no levantar más el auricular.

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Sergio Yglesias García

Caracas, 28/03/2016 01:15 PM.