Vas desvaneciendome,
con cada paso que das,
en cada sonido que emites,
con tus manos que firmes
impulsan al destino,
y mi amor te vas llevando,
y mi vida vas marchitando,
llevándola hacia lo efímero
de tu existencia,
¡pero no quiero irme!,
no quiero hacerlo con el
olvido eterno del silencio,
sabiendo que nada he dejado,
que inútil ha sido lo vivido.
Y aún sabiéndolo, no te detienes,
implacable, me asesinas en pausas,
con el ritmo de tu imparable puñalada,
entonces veo al cielo y clamo
a una voluntad mas grande,
transcender a pesar de ti,
tal vez, en lo profundo de mi amada
en mis memorias o los besos
que atesorados sobreviven
en su corazón, en las caricias
que tocaron su alma,
¿y porque no? en tanto
desencanto provocado
por la voluntad necia de mi ser,
y en la consecuente piedad de su perdón.
Antes que decidas terminar conmigo,
pon mi corazón junto al pecho
de mi fruto, el hijo de mi alma,
ponlo donde pueda sentir su latido y estar all;
en cada logro conseguido, en sus momentos
de melancolía, en los desconsuelos de la vida,
no extingas de el mi existencia,
no arrebates de mi recuerdo su inocencia.
Tiempo, aun no cortes el hilo,
dame tiempo de saber que algo he dejado,
y aunque no posea nada,
quiero dejarlo todo...mi legado,
todo lo que tengo y lo que he sido,
lo que fui y lo que soy,
lo que amé y lo amado,
y entonces si;
llévate lo que quede de mi.
SALO
- Autor: Salo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de abril de 2016 a las 20:16
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 43
- Usuarios favoritos de este poema: Alfredo Santino
Comentarios1
Comparto contigo algo que se me ocurre llamar: necesidad de trascendencia. Bien lo llamas tu legado en este poema. Excelente!
Lo has dicho mejor que yo, muchas gracias Alfredo, bendiciones y saludos amigo mio.
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