Degusté silencios asesinos
que mecían cunas de niños,
paladares ansiosos de hablar
y gargantas cerradas como candados.
Poder saborear el mar
mientras tocas las rocas.
Nunca pensé que el sol hablará,
más incluso que las propias musas.
Escuché su canto,que no parara,
era el deseo de aquel que narra.
Visité lugares insólitos,
pero siempre busqué la mar,
ví montañas de caramelo
pero yo prefiero la sal.
Aunque el mundo ahogue
viendo el mar, sé respirar.
Inefable para mortales,
intangible para ciegos,
morir sin verlo es pecado
como no hacer en la arena fuego.
Tan inmenso eres
mar, que ni tocarte puedo.
El sol alumbra la luna,
la sal aliña las rocas,
tomo aire que
mi olfato cual caballo, desboca.
La mar más perfumada que mil rosas.
- Autor: Samuel G. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de abril de 2016 a las 10:30
- Comentario del autor sobre el poema: Intento describir el mar con los cinco sentidos, esa sensación de estar frente a algo tan majestuoso que se capta por todo nuestro ser. Espero que sea de vuestro agrado y que lo haya conseguido.
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 48
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.